El Cerdo Mascota y el Gato. (Fábula).
Por Jaimeo
Enviado el 18/12/2015, clasificado en Infantiles / Juveniles
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Un hermoso y blanco cerdito, con sus rubias pestañas y sus simpáticas travesuras, hacía las delicias de sus dueños, quienes estaban chiflados de cariño por él. Lo vestían, ponían sombrerito y le tenían hasta su propio excusado que inteligentemente usaba. Pero era un malandrín hipócrita que se reía del gato de la casa, quien ardía en celos.
- Gato idiota -le decía al pobre minino-, vete de este hogar pues yo soy el preferido. Eres un infeliz, no te quieren.
El gato ladino caviló largamente sobre su incómoda posición con sus amos. Antes que llevaran al limpio marrano, adiestrado y educado, era él quien recibía las atenciones y caricias de ellos; ahora estaba abandonado y, triste, se escondía en los rincones.
- ¡ No puede ser que este chancho me desplace! -Y, maquiavélico, planificó una artimaña para librarse de su rival.
Fue al retrete del cerdito, una caja de madera con arena, sacó la porquería y la depositó sobre la cama.
Cuando la señora se dio cuenta de los excrementos del cerdo en sus sábanas, montó en cólera y echó al patio al inocente animal, en medio de las burlas del mañoso felino.
El puerco, llorando su desgracia, meditó sobre este acontecimiento, llegó a la conclusión que había sido víctima de una encerrona del vengativo gato.
- Bastó que otro tirara caca para culparme a mí que, siendo un cerdo, me eduqué para ser más pulcro que este felino calumnioso.
Moraleja:
No basta ser limpio del cuerpo, sino también del alma.
¡Cuántas personas hay que ocultan su suciedad,
acusando a gritos a otros de tener su sarna
para evitar que el mundo vea su propia asquerosidad!
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