Marta y Mario

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2010-2015

Marta y Mario se conocieron una tarde de un lunes trece del mes de diciembre del dos mil diez. A partir de ese momento fueron forjando una intensa y atípica amistad, basada fundamentalmente en la sinceridad………………………….

Transcurrieron cinco largos años  y su amistad fue consolidándose pero no avanzaba, y eso, Marta no lo entendía, no sabía por qué, a él le costaba tanto dar pasos que para ella eran lógicos y normales……….

A mediados de este año, supo por qué actuaba de esta manera, e  intentó comprenderle pero le era  difícil, intentó respetar sus decisiones, porque confiaba plenamente en él, aunque es cierto que a medida que transcurría el tiempo le resultaba muy, muy complicado………

A principios de este año, Marta se empezó a dar cuenta de que algo no iba bien. Frases como: “mañana voy” “te llamo más tarde” “nos vemos por la mañana o por la tarde”, se repetían una y otra vez y sus ausencias eran habituales.

Al principio no le daba importancia………….           Ella pensaba que era debido a su trabajo, que a pesar de la famosa crisis que acuciaba el país, parecía que a Mario no le afectaba demasiado. Pero fue en el mes de mayo cuando la situación fue casi, casi insostenible, coincidiendo con las vacaciones de Marta que solo se vieron dos días en los veinte que ella estuvo de fiesta………

 

Siempre tenía una disculpa, o trabajo o familia.          

De repente y sin saber porque, a final de mes, dejo de comunicarse con Marta. No llamaba, no aparecía. Se esfumó. Para Marta era como una pesadilla. No entendía nada.

Días antes Marta se había comprado un móvil con Wasap, un sistema de comunicación, rápido, fácil y seguro que les permitía a ambos estar, de alguna manera, más cercanos. En ese momento Marta desconocía que el Wasap, le haría ver la cara oculta de Mario y un mundo desconocido para ella.

Mario y su hija se llevaban muy bien, tenían una relación muy estrecha entre padre e hija, de hecho ella siempre había pensado en la reconciliación de sus padres a pesar de vivir separados desde hacía tiempo. Pero esta relación idílica, paterno filial, cambió radicalmente por un mensaje de wasap, que vio la “niña de sus ojos”.      A raíz de este incidente, una vez más y ya eran dos,  Mario dejó de hablar con Marta, desapareció. No supo de él hasta pasados casi quince días. “Tenemos que hablar”, le dijo. Quedaron días después y mientras estaban en la cama, habiéndose abrazado, besándose intensamente y desgarrándose con sus miradas y después de hacer el amor, descubrió su otra vida. Estaba casado, su mujer era la secretaria de su  trabajo y tenía una participación económica muy importante en la empresa, los teléfonos, incluido el de casa de su madre, estaban vinculados a la empresa, con lo cual todas las llamadas y mensajes que había hecho a Marta las tenían controladas y hasta inclusive sabían el coste de las mismas.

 

¿Alucinante verdad? Mario estaba pillado por todos lados y Marta no sabía cómo asimilar toda esta información para seguir el camino que hace cinco años, emprendieron.

A pesar de este varapalo, Marta decidió seguir adelante. No podía ni debía dejar tirar por la borda cinco de años de su vida. Le quería, le amaba, aunque nunca se lo había dicho.

Recompuso su relación e intentó ver en lo que había fallado para mejorarlo. Lo primero que hizo fue conseguir un teléfono para poder comunicarse entre ellos  sin que nadie les controlase. Parece que funcionaba, y su relación volvía a la normalidad.

Pero no fue suficiente. Estaba claro que el wasap, marcó un antes y un después en su relación. Las promesas de venir y luego no aparecer eran una constante. El nuevo teléfono, solo lo tenía cuando estaba solo y no había manera de conectar con él en determinados momentos, solo cuando él estaba disponible. En el fondo y aunque Marta no quería reconocerlo, dependía totalmente de él para su relación y no se preveían grandes cambios……….

Mario, una vez descargado su gran secreto y sus tensiones con su hija, parecía más tranquilo pero igual de distante de cara a Marta. Aunque él lo negase, la realidad era la que era y su mundo era su trabajo, su madre y su hija, lo demás eran pequeñas cajitas en su mundo personal. Seguía con sus encuentros clandestinos y su negación a hablar clara y sinceramente con su hija y Marta seguía sin entenderlo………

Era prudente y paciente. Cuando, a veces por casualidad, surgía el tema, aunque ella lo evitaba siempre que podía, él seguía afirmando que la relación con su hija iba mejor. Marta tenía sus dudas, sus muchas dudas y demasiadas preguntas sin ninguna respuesta…….

 

Así transcurrió esta segunda parte del año, pero ya cerca de  la Navidad Marta no podía más…….. Seguían sus ausencias y el día de Navidad por la mañana Marta saltó….

Días atrás, “el mañana no puedo” había sido una constante. “El miércoles estamos”… “El jueves voy a primera hora”…… y no aparecía, ni llamaba….

A todo esto, Marta se preparaba para estos encuentros. Llegaba exhausta de trabajar…………. Se duchaba, apenas comía una pieza de fruta y nada más, todo eso para poder compartir con Mario un momento, de sus estresantes vidas.

Era frustrante, muy frustrante………………..

El día de Nochebuena, Mario ni apareció, ni llamó. Ni envió mensaje alguno. Ni siquiera para decirle feliz Navidad, aunque a Marta poco le importaba la Navidad, le importaba él.

Al día siguiente Marta comenzó  a llorar. Hacía mucho que no lo hacía. Pero no podía más. Su paciencia tenía un límite y solo una finísima línea le separaba para traspasarla.

 

 

A media mañana de este día de Navidad del dos mil quince, Mario llamó y Marta estaba en su peor momento. Fría y muy distante como nunca lo había estado con él. Prácticamente no hablaron. Él estaba con su familia y, como siempre no podía hablar…. Prometió llamar a última hora. Marta dudaba de su promesa, pero dejó una rendija abierta a la  esperanza. Acertó. Llamó a media tarde, casi de noche y fue cuando se sinceró.

Él estaba mal, pero no porque Marta se lo había puesto difícil a la mañana, sino porque él mismo había desencadenado la situación.

Mario, le dijo, no puedes seguir así. Tienen que entender y respetar tu vida y si no son capaces de hacerlo es que realmente no están a tu lado…… Mira, somos personas, somos mayores y somos humanos, no estamos juntos para cubrir necesidades en la cama, ni tu, ni yo, estamos porque queremos  y nadie, repito nadie me va a impedir estar contigo, pese a quien le pese……….

Silencio.

Marta no podía ver su mirada, no sabía cómo estaba reaccionando pero, Marta sabía que le estaba llegando el mensaje, alto y claro y se dio cuenta de que el martes cuando estuvieron juntos, y sin que Marta supiera lo que la nochebuena le depararía, le dijo, básicamente lo mismo……….

NADIE VA A IMPEDIR QUE ESTEMOS  JUNTOS

 


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