Un fin de semana sin noticias

Enero 2016

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Mario pasaba la nochevieja con su familia, como siempre, y Marta con la suya, con su madre y el compañero de ésta ya que a sus edades, no estaban para muchas celebraciones. Así que Marta decidió cenar con ellos. Mario le llamó a media tarde del treinta y uno:

- Me vienen a buscar para ir a cenar.

- Que te lo pases bien.

- Estoy bajo de moral. No me gusta tener que andar así.

- A mí tampoco, pero nada podemos hacer……..

- Bueno me voy que vamos a terminar bajillos los dos.

- Que pases buena noche………..

Al día siguiente, primer día del año, Mario llamó a última hora de la tarde.

Ella pensaba que ya no llamaría. Imaginaba que estaría, muy liado, intentando agradar a toda la familia, sobre todo a su hija…….

Seguía tan deprimido como el día anterior, deseando que terminase las fiestas y “volver a la normalidad”….

Marta tenía fiesta el lunes y a pesar de que los lunes no suelen ser muy buenos para Mario, le prometió que se verían, sin falta, que pasaba del trabajo y que dejaría lo que hiciese falta por estar juntos. Tan seguro de sí mismo lo dijo que Marta se lo creyó

 Marta tenía turno de mañana. Él no llamó, ni el sábado ni el domingo. Ella empezaba a preocuparse. Un día era habitual que desconectara pero dos ya, indicaba que algo pasaba. Esperaría a mañana, a ver si lo dicho, en plan promesa, “de rompe y rasga” se cumplía…….

No se cumplió. Hacía tres días que Marta no sabía nada de Mario……… Le llamó, le envió mensajes… Nada… Era como si hubiese desaparecido. No daba señales de vida y Marta no sabía qué hacer. No tenía otro número de teléfono con el que poder contactar con él, ya que los que tenía, seguían estando controlados por su hija y la madre de ésta. Solo cabía esperar. Una espera, angustiada y llena de pensamientos zozobrantes que no llevaban a ningún sitio……..