Denunciar relato
Nos damos un beso
que sana
en un umbral
que nos aparta
de la soledad y del cansancio.
Ya estamos en ese estadio
al que aspiramos
con legitimidad y dicha.
Ese beso, el otorgado
con voluntad y placer,
nos salva,
y ahora toca demostrar
que ha merecido la pena.
Juan T. Frutos
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