Mi primo me pide un trio con su mujer

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- ¿Vienes a comer hoy? - pregunté a mi marido.
-No, tengo que terminar los trimestrales, hay que presentarlos en hacienda mañana, y me falta muchas facturas que incluir.
-Vale, pues iré  a casa de mis tíos y comeré con ellos.

Salí de la oficina y me dirigí a casa de mis tíos, me abrió la puerta mi primo Carlos, se abalanzó  sobre mi boca y me dio un apasionado beso, mientras su mano me pellizcaba  en el culo, -estabas tardando mucho, primita, mis padres están esperando en la cocina, vamos a comer, luego yo te daré el postre.
- Eso espero -dije con voz melosa.
Mi primo y yo, crecimos juntos, en todos los sentidos, es más, perdimos nuestra virginidad una tarde que nuestros padres salieron y nos dejaron solos, hay que reconocer que ese día tuvo mucho que desear, pero decidimos que aquello era el principio de nuestro aprendizaje, leímos mucho sobre el tema, vimos muchas películas porno, que luego llevábamos a la práctica. Una tarde después de un buen polvo me dijo que había conocido a una chica y que pensaba casarse con ella, a mi no me importó, mientras que a mi, no me quitara mi dosificación sexual, lo teníamos muy fácil, ya que para nuestra familia era normal,  vernos horas encerrados en nuestros cuartos, como decían ellos, contándonos nuestras cosas, nada más lejos de la realidad jajaja. Al año conocí a Manuel. Manuel es encantador, pero sexualmente un poco soso. Así que entre uno y otro me siento una mujer afortunada.

Mi primo cerró la puerta de la habitación, mirándome a los ojos se bajó los pantalones, y metiendo mano en los slip, sacó su miembro viril -toma primita el postre - me encantaba aquella cosita, me gustaba verla transformarse en mis manos y en mi boca, para convertirse en la llama de mi deseo.
Con la punta de mi lengua, empecé a dar vueltas a su glande, bajé hasta los testículos y subí hacia arriba introduciéndola integra en mi boca, - eres la mejor mamadora del país, Ana - me dijo- ya había crecido y no me cabía toda en la boca, así que escupí en mi mano y empecé  a subir y a bajar con ella, mientras mi boca empezó  el mete y saca presionando con la lengua,- Ana me matassss, asssssss nooooooo asssss -sentí como se corría en mi boca, era increíble ver su cara, con una simple mamada.
Me desvistió, muy despacio saboreando cada parte de mi cuerpo, degustando cada poro de mi piel, hasta llegar a mi Conchita, - nunca podré vivir sin mi nata,- dijo - saboreó mi intimidad, sus caricias, sus palabras hacían que me corriera una y otra vez, me penetró, estaba preparada para ello, nuestros cuerpos se conocían al dedillo, se encajaban y llegaban  a lo mas profundo, teniendo largas convulsiones de placer.
Quedamos rendidos y jadeantes en la cama - Carlos, que era lo que tenías que pedirme.- Carlos me había llamado hacía dos días y me había querido pedir algo, pero como yo andaba con prisas esa mañana, le dije que ya hablaríamos la siguiente vez que nos viéramos.
- Ana, quiero hacer un trío con mi mujer, y quiero que la otra seas tú.
- Cómo - dije chillado. -De eso nada, te has vuelto loco, le has contado a tu mujer lo nuestro, Carlos, esto no te lo perdono, - sollocé. -sabes que desde que alguien lo sepa se acabó, y eso nunca, me oyes.
- Cálmate Ana, que será un juego. Como tu bien sabes siempre  he querido  hacer un trio y quien mejor que las dos mujeres de mi vida. A Bea no le he dicho que serías tú, yo tampoco quiero renunciar a ti, y lo sabes, ella dice que le daría mucha vergüenza ver cómo otra mujer la manosea, pero que no le importaría sentirla, mientras no sepa quien es, el juego consistirá en que ella estará con los ojos vendados y tapones en los oídos, no podrá ni vernos ni oírnos, será otra fantasía cumplida, por favor Ana,- dijo suplicante y meloso.

Llegué al portal y toque el timbre, nadie preguntó directamente, me abrieron, estaba muy nerviosa, cómo había podido ceder. Subí en el ascensor y encontré la puerta entreabierta, entré, cerré la puerta, la casa estaba a oscuras, tal y como me había dicho Carlos, Al fondo estaba el salón, vi una luz tenue, continué por el pasillo y al llegar encontré a Bea sentada en la mesa, con los ojos tapados y los oídos taponados, estaba vestida con un vestido  ajustado negro, que tapaba lo justo, nunca hubiera imaginado que esa imagen hiciera temblar mi vagina. Había velas por todos lados, que serían nuestros testigos.
Carlos entró en el salón, desnudo, guasssssss, salió un chorrito  de mi vagina, no habíamos empezado y ya estaba completamente excitada.
-Puntual como siempre, - se acercó y metió su lengua en mi boca, subió mi falda y metió mano en mi vagina, me había pedido que fuera si bragas, -veo que estás muy mojada, pero primero vamos a cenar, me interesa colocar a Bea para que se relaje, así se desinhibirá y dejará  que disfrutemos de ella.
Carlos se encargó de darnos de comer y de beber, de su boca nos iba dando pequeñas porciones, todos los alimentos eran afrodisíacos así que el clima del salón subía. Llevábamos dos botellas de vino, Bea se restregaba en la silla se  veía muy cachonda y Carlos decidió  que era el momento, la llevó a la habitación, la recostó en la cama - Desvístela, y saboréala- me dijo - me acerqué  a ella, bajé la cremallera  de su vestido, vi que tampoco  tenía bragas igual que yo, volvió  a sacudirme mi vagina, le saque las manos del vestido y lo baje despacio, dejando sus pechos al descubierto, nunca había saboreado unas tetas, quiero dejar claro que lo que me gusta son los hombres, pero en ese momento me estaba excitando con ellas, las bese lento así  como me gustaba que me hicieran, las lamí, mordí sus pezones tirando suave de ellos, la piel de Bea se erizaba al mismo tiempo que su cuerpo se sacudía de placer - creo que Bea se acaba de correr -dijo Carlos.
Eso hizo que terminara de quitarle el vestido, e introdujera mi lengua en su vagina, estaba completamente mojada, empecé  a meter y a sacar, y con mis dedos estimulaba su clítoris. Sentí las manos de Carlos detrás de mí, tocando mis caderas, yo estaba a cuatro patas, así que estaba completamente expuesta.


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