Operación: Penetrar sin ser visto
Por Caótica
Enviado el 08/01/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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Después de un aburrido día de guardia en el cuartel, sin quitarse el uniforme, se marchó rápido a casa. Tenía ganas de llegar, quitarse la ropa y tumbarse en el sofá a ver una película.
Coincidió en el ascensor con su vecina. Una deliciosa morena con la que coqueteaba desde hace tiempo y le había dedicado muchas de sus pajas. Sus curvas eran excitantes, iba vestida con unos vaqueros pegados a su cuerpo y una camiseta que trazaba el contorno de sus apetecibles pechos. Dulce y sospechosamente salvaje le inquietaba cada vez que se la encontraba en el estrecho ascensor.
No dejaban de mirarse discretamente por el reflejo de las puertas, cuando el ascensor con una violenta sacudida se quedó parado. Las luces parpadearon unos segundos.
Los dos que estaban hipnotizados con las miradas se asustaron y rápidamente él apretó el botón de emergencia.
-El técnico tardará una hora aproximadamente en llegar, no se preocupen, les iremos informando.
Se hizo un silencio después de la llamada.
-¿Qué podemos hacer para entretenernos durante una hora?- Le preguntó acercándose a ella.
Ella se pegó al cristal del ascensor buscando una respuesta rápida que no delatase sus salvajes deseos.
Pero él llegó a su boca antes que la respuesta, mordiendo sus labios ferozmente y disfrutando de cada centímetro de su boca. Cada mordisco la arrancaba un suspiro, la mordía con fuerza y ella se dejaba ciega de deseo.
La agarró fuerte del cuello, para que no tuviera libertad de movimiento y la estremeció con cada bocado, empapando su ropa interior.
La dio la vuelta pegando su cuerpo al espejo mientras besaba su cuello e introducía una de sus manos por dentro de los vaqueros. Alcanzó su pequeño tanga, que mojado se pegaba a su coño, lo apartó lo necesario e introdujo dos dedos dentro de su ardiente agujero. Ella se derretía con cada movimiento de sus dedos, empañando el espejo con sus interminables jadeos.
Sacó sus mojados dedos dejándola un vacío desquiciante y los metió en la boca de ella midiendo la profundidad de su garganta.
Se dio la vuelta y empezaron de nuevo con los interminables besos que no les dejaban respirar.
Desabrochó su uniforme dejando su pecho desnudo y metió su mano dentro de sus pantalones sacando su enorme polla. Se colocó de rodillas y la metió muy despacio en su boca, primero el capullo que iba abriendo sus mojados labios, después el tronco hasta lo más profundo de su garganta.
-Abre bien la boca- Le dijo mientras la agarraba del pelo y la introducía hasta el fondo. Cuando llegó al final la follo despacio en esa profundidad provocándole arcadas. Paraba y la dejaba respirar mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
Después de unos minutos de intensa mamada, él secó las lágrimas de sus mejillas a besos. Bajó sus vaqueros y la puso de espaldas a él. Bajó mordiendo su espalda. Su trasero esperaba inquieto cuando pasó su boca entre sus nalgas para alcanzar su coño mojado.
Un escalofrío la recorrió el cuerpo y salió en forma de gemido.
El agarró sus cachetes y los abrió para tener un fácil acceso a su rajita. Lamió metiendo su cabeza entre el poco hueco que le dejaba el vaquero y las piernas. Ella se estremecía con cada lametón.
Subió de nuevo y separándola las nalgas introdujo su pene por su apretado agujero, su rajita empapaba a chorro los pantalones mientras el rabo perforaba su culo. Notaba el capullo abriendo poco a poco su culo cerrado, dilatándolo muy despacio.
En pocos segundos, su culo ya había adoptado la forma de su rabo y gozaba del roce continuo con éste.
Se agachó de nuevo y metió la cabeza entre sus piernas alcanzando el clítoris que palpitaba de puro placer, unos segundos moviendo su lengua suavemente de un lado a otro provocó un orgasmo que terminó mojando su cara mientras lamía desesperado.
Con las piernas aun temblando la volvió a penetrar, ésta vez sin compasión, buscando su orgasmo en aquel agujero.
Tras unos segundos de fuertes embestidas se corrió llenando su apretado culo de leche caliente mientras gemía con la boca pegada a su cuello.
-Señores, ¿Se encuentran bien?, vamos a proceder con la apertura del ascensor.
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