Ante todo, profesora

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Soy la tercera  de cuatro hermanos, única chica, siempre he tenido que superarme solo por eso, mis hermanos nunca quisieron jugar a mis juegos, para que me dejaran jugar, tenía que superarles, jugaba al fútbol, baloncesto, montaba en bici, es decir un chico más en casa.
En el instituto era lo contrario, las chicas que habían eran tan diferentes a mi, se burlaban, por no ser como ellas, desde el primer dia me dediqué a estudiar, ya que eso si que no, no quería parecerme a ellas en ningún concepto.
Los chicos, nunca me vieron como una chica, era un compañero más, me lo pasaba de puta madre con ellos, lo compartían todo conmigo, solo hubo uno que me hizo tilín, pero como estaba claro, no me veía como una chica, así que nunca lo intenté, tenía miedo a perderlo como amigo.
En la Universidad pasé bastante  desapercibida, me licencié en matemáticas y en educación física. Trabajo en un instituto de chicos problemáticos, pero he demostrado, que el problema está en la sociedad no en los chicos.

Llovía a cántaros, pero necesitaba desestresarme, me puse el chubasquero y salí a correr, estaba muy cabreada. Cuando entré en el Instituto eran hijos de drogadictos y prostitutas, ahora son los mejores, becados para las mejores universidades, solo con darles cariño, decirles que valen,  que pueden, que está en sus manos salir de  ese rol impuesto, me han creído y se han superado,  de tal manera que nos mandan un inspector, el susodicho nos evaluará, a los chicos y a mi. Lo chicos lo han llevado mejor que yo, pero a mi me ha indignado, por qué no evalúan a todos esos hijos de papá, que seguro pagan sus aprobados, que seguro les espera un trabajo en tal o cual empresa.

Iba tan metida en mi mente, que no vi una bolsa que había en mitad de la calle,  se enredó en mis piernas, dándome de bruces en la acera, no sé lo que me pasó  a partir de ahí, solo se que cuando desperté, estaba rodeada de gente, veía borroso, y una voz intentaba decir algo, poco a poco fui recobrando el sentido, - hola estás bien, - preguntó y prosiguió. Te has caído, llevas cinco minutos inconsciente, ya íbamos a llamar a una ambulancia.
- Si, si estoy bien, un poco mareada.
- Creo que aunque estés bien, sería mejor que te viera un médico.
Intenté ponerme de pie pero el tobillo me dió un latigazo de dolor - ayyy mi tobillo- sollocé. Él me quitó la playera y el calcetín, comenzó a masajear, cuando mi piel sintió su contacto, todas mis terminaciones nerviosas se pusieron en alerta, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, mi cuerpo reconoció aquellas manos, levanté la mirada y me encontré con la de él, fueron segundos intensos, soltó rápidamente, y sin dejar de mirarnos pregunta -te conozco.
- No se, ahora mismo, no te recuerdo.
- Bueno, ahora mismo voy a llamar a un taxi para que vayas al hospital -dijo un poco nervioso, evitando la mirada. Paró el primer taxi que pasó, me ayudó a subir - llévela al hospital más cercano y por favor ayudela a bajar, - pagó al taxista, dejando una buena propina, lo cual agradecí, porque no llevaba un duro encima, - bueno señorita, espero que nos volvamos a ver.
- Eso espero - cerró la puerta del taxi, levantó la mano en forma de despedida.

Sonó el despertador, me incorporé, recordé rápidamente que tenía que estar  en el instituto antes de las siete, quería llegar antes que los chicos, la directora me había comunicado que el inspector estaría toda la semana, compartiría todas las clases, sería un observador y que será  el viernes cuando  nos indicaría la nota. Había dejado la noche anterior la ropa preparada, había elegido un traje chaqueta azul cielo(falda cortita, acentuando mis largas y tonificadas piernas), camisa blanca que se ajusta a mis formas perfectas, dude un poco con los tacones, ya que mi tobillo había quedado resentido, pensé en los chicos y decidí que había que darlo todo, lo primero impresionar, mi vestuario habitual me machorizaba, como decía mi madre.
Ya, - pensé- me di el último repaso delante del espejo, me gustó lo q vi, pensé en el chico  que me ayudó la mañana del sábado, que pena que no me viera, entonces sí que se le caería el culo.
Llegué al Instituto, esperé unos quince minutos hasta que llegó el primer alumno, - Mauro, avisa a todos tus compañeros, desde que estéis todos suban a la clase, estoy esperando, les daré las últimas instrucciones.
- Profe, por que no viene así todos los días, está guapísima, -me subieron los colores.
-  Mauro, esto es un disfraz, esta no soy yo, hay que impresionar -le guiñé el ojo.
- Pues se va a quedar pasmado. Tranqui profe, se lo diré a los chicos.
Miré el reloj eran las ocho en punto, todos los chicos metidos en sus papeles, cada uno en sus pupitres, trabajando integrales.
Me puse de espalda a la puerta en la pizarra y esperé la señal, uno de los chicos estaba encargado de avisar cuando el inspector llegara a la puerta.
-Ya.
Comencé con la explicación, escribiendo en la pizarra,- se dice, entonces, que F(x) es una primitiva o antiderivada de f(x); dicho de otro modo las primitivas de f(x) son las funciones derivables F(x) tales que:
F'(x) = f(x).
- Ejem, ejem, se puede.
Mientras me iba girando le indique que pasara, cuando lo visualicé, mi pierna empezó a temblar, mi cuerpo se desvaneció siendo incontrolable, me fuí contra la mesa, rápidamente él me agarró, toda la clase se fué en un suspiro,- aaaaaahhhhhhhhhhssssss- nuestras miradas se volvieron a encontrar, no podía ser era El.
- Ya veo señorita que usted siempre se está cayendo -dijo con una pequeña sonrisa en los labios.
Me incorporé lo más rápido que pude, dirigiendo mi mano hacia la suya, - buenos días, soy la tutora de estos chicos, Cristina Rodríguez, encantada.
- Ya decía yo que te conocía, tu eres Cris la hermana de Pedro, no te acuerdas de mi, soy Raúl,- decía emocionado- solía pasar muchas horas en tu casa, siempre estábamos jugando a la guerra en la finca, joer que recuerdos. Te acuerdas, no Cris - preguntó.
- Si, si, claro que me acuerdo, es que estas muy cambiado, algo me dijo que te conocía el otro día cuando  te mire a los ojos, a tí te recuerdo mucho, ya que los amigos de mis hermanos  eras el que más tiempo me dedicabas, te acuerdas de aquel  día que hicimos las bases en la cabaña del árbol, empezamos a hablar y se nos hizo de noche, mi madre casi me mata.
- Jajajajaja, como me voy a olvidar si me mandaron a la cama sin cenar, pero me dio igual, había pasado la tarde con la chica más lista del insti,- cuando dijo insti recordé donde estaba, mire para la clase y estaban todos muy atentos.
- Bueno Raul, estás aquí para evaluarnos, si quieres cuando termine la jornada continuamos, - dije secamente.

El día pasó cada uno metido en su papel, sentí una pequeña victoria, al salir del Instituto Raúl me estaba esperando.

-Te tomas un café.


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