DIA DE SEXO: 1-Tensión

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Trabajo en una conocida tienda de ropa, famosa también por sus precarias y leoninas condiciones laborales a las que la Jefa de Tienda en la que yo trabajo, hace meritorios honores.

Hoy no era mi día. Había perdido varias ventas y mi estado de ánimo estaba ya a "nivel suelo". Ahora mismo, estaba atendía a una clienta de lo más pesada que me estaba sacando de mis casillas. Tenía los ojos de la Jefa clavaditos en mi y no sabia como salir del paso. Marta también me miraba. Quería ayudarme, lo sabía, pero no encontraba la forma. De pronto la vi venir casi a la carrera y agacharse bajo el mostrador. ¿...? Un segundo más tarde, unas manos hurgaban en mi cinturón y mi bragueta. Se me cayeron los pantalones y unos labios se adueñaron de mi pene que, restableciéndose de la sorpresa, comenzaba a reaccionar. Los labios de Marta lo succionaban, su lengua lo recorría de arriba abajo, sus manos lo acariciaban en un vaivén superexcitante. Se me escaparon un par de gemidos que debieron asustar a mi clienta porque se fue sin decir ni pío. Como es natural, Marta no se enteró de nada y siguió con su "labor". Mi pene crecía más y más llenando su boca cálida y húmeda. Se deslizaba dentro de ella, hasta la garganta produciéndome un placer inexplicable. Me temblaban las piernas pero no podía moverme así que me aferre al mostrador con los nudillos blancos por el esfuerzo. Y en estas apareció Clara, mi vecina. Treinta años. Soltera,. Escultural. Simpática y...

-¡Hola Juan! ¡Me alegro de encontrarte a ti. Verás... ¿Pero qué te pasa? Te veo congestionado.

-¡Ho...hola Clara! Na...na...nada. No me pasa nnnada. Tú..tú me dirás.

-¿Yo te diré? Parece que te va a dar un jamacuco, tío. No se. ¿Llamo a alguien?

-¡Nooooooo! ¡joder! ¡¡no!!

-¿Entonces?

Le hice un gesto para que se acercase.

-Verás. Hay una compañera debajo del mostrador que me está haciendo una mamada.

-¡Anda ya!  -se rió- Me llevo esto. ¡Menuda salida! -y se fue con dos blíster de medias con braguitas a juego.

Dejé caer el torso sobre el mostrador apoyado en un brazo, apreté los dientes para no gritar y me derramé a chorros.

Cuando la jefa se distrajo un momento, hice un gesto a Marta que salió corriendo guiñándome un ojo.

©Dorvas, 2016


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