Postrada en tu cama, nos sonreías y nos iluminabas, no eran necesarias palabras,tus pequeños gestos hablaban.
El cariño de tus hijos, que te idolatraban y cuidaban, te hizo retener tu marcha.
Había llegado tu hora, pero no podías.
Tus amados hijos, que para tí éramos, tus pequeñuelos aún desamparados, te retenía.
Tranquila, querida madre, que ya somos casi abuelos, nos duele tu marcha, pero te comprendemos.
Tuvo que ser tu doctora, quién nos instruyó. Teníamos que dejarla marchar. Qué inhumanas palabras para esos hijos que la adoraban.
Mil preguntas nos hacíamos, ¿porqué nos dice tales palabras?.
No podíamos comprender, nuestro amor nos cegaba. Unas veces llorabas y otras sonreías. Continuamente estabas acompañada. ¿ Que te relajaba?.
Nuestras canciones emocionadas, llenas de lágrimas que nos cegaban y la voz vibraba, y... Tú, sonreías, ¿ ó me lo imaginaba?.
Al final, comprendimos. Qué egoístas fuimos. Tenías que irte y nosotros te reteníamos.
Querida doctora, al fín, te entendimos, teníamos que dejarla marchar y así lo hicimos.
Adiós, amada madre, aquella a la que siempre quisimos, aquella a la que nunca olvidamos.
Muchos años han pasado y nuestro Amor, no ha menguado.
Amor incondicional......
Amar intensamente mientras vivan.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales