Una tarde inesperada

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Javi y ella habían establecido una señal para cuando pudieran tener un rato libre y dar rienda suelta a sus juegos. Ella cambiaría la foto de su perfil, pondría una luna llena roja que días antes se la habían enviado, así él sabría que estaba libre.

Este fin de semana ella tenía fiesta pero Javi se iba fuera con su familia, así que M., se olvidó de la señal, de lo que habían hablado y dejó la foto de la luna sin cambiar……….

A media tarde recibió un mensaje: ¿Estás libre? M., se sorprendió…….. Si está fuera y no tengo la foto puesta ¿por qué llama?, se preguntó.

Tienes la foto puesta, le dijo Javi y no he ido fuera……….

Ay Dios, pensó M., ¿y ahora qué hago? En ese momento pensó en ponerle alguna disculpa. No lo hizo.

Seguían hablando y ella intentaba arreglarse un poco, no daba tiempo más y de repente Javi le ordenó: abre.

M., titubeó. Solo llevaba una camiseta de andar por casa, nada más

Abrió la puerta y entró como un torbellino, estaba descontrolado. Comenzó a sobarle, apretó sus pezones y le pasó su lengua por su cara, por sus senos a la vez que su mano le apretaba su coño y golpeaba su culo para ver si estaba dispuesta para él. Aún falta darte más caña, le dijo él. Él se quitó la ropa, mientras le ponía a cuatro patas encima del sillón, le retorció los pezones, bajó sus bragas y empezó a embestirle. De repente, se dirigió a la habitación continua, donde encontró un cúter.

 

 

 

 

Le rompió las bragas y desgarró la camiseta. Sin miramientos pasó el filo del cúter por sus pezones endurecidos, rozándolos con suavidad, mientras introducía su polla en su lubricada vagina y follándola sin piedad. M., estaba excitadísima, dejándose hacer, queriendo experimentar esa sensación de miedo y placer que le producía la afilada hoja….

No contento con esto, comenzó a azotar su culo, mientras dilataba su ojete para que su gruesa polla entrase sin contemplación, y la penetró….

M., se relajó y gozó al máximo.

Cada embiste, era un éxtasis que no quería dejar de sentir.

¿Quieres que pare?, le preguntó.

Noooo, sigue…… Cada vez era más fuerte. A ella poco le importaba su impetuosidad. Quería experimentar, conocer sus límites. Los conocerás en otra ocasión. Hoy no, le dijo.


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