Carnaval en Venecia

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La llegada a Venecia era la única vía de escape que necesitabais para acabar con vuestros demonios.

Allí os esperaba una habitación en un antiguo palacete, venido a menos, de una de las familias mas importantes de Venecia. 

Al llegar a recepción un joven galante, fuerte y de rasgos muy marcados, os tomó nota de la reserva y os acompaño a la habitación.

Vuestra imaginación enseguida se dejo llevar por la fantasía de la juventud de vuestro acompañante.

Sus ojos radiaban deseo y sensualidad, sus labios, carnosos y marcados, serían el postre perfecto antes la cena y sus manos, robustas, abrazarían vuestro alma hasta la saciedad.

Os acompañó a la habitación y se despidió cortésmente, lo que provocó que vuestros sueños se esfumaran de golpe.

EL hotel era extremadamente rococó. Muy recargado y casi perpetuado a seguir así.

Vuestra cama inmensa, de maderas nobles cubierta con un alzapaños en seda y raso a juego con las cortinas. 

Abristeis las cortinas y un pequeño y tenue haz de luz se coló por la ventana. Por ella se divisaba un canal, donde los gondoleros hacían cola para sus clientes. 

Al deshacer la maleta y junto a la almohada encontrasteis una invitación a una fiesta privada de carnaval. En Venecia era la fiesta más importante del año.

El cansancio y la apatía hizo que dejarais de lado la idea de acudir a ella.  A las nueve de la noche bajasteis a cenar al restaurante.

En la calle el tumulto de la multitud atraída por el carnaval se hacia cada vez mas intenso. Los camareros servían la cena ataviados con máscaras. 

De repente una voz conocida os sorprendió : - " Buenas noches, no pensáis acudir a la fiesta? ". Era el recepcionista. 

Con una mueca, en vez de sonrisa, le dijisteis que no sería de vuestro agrado.

Él lucia máscara como el resto de sus colegas y os pidió que no faltarais. -" Seria una lastima no disfrutar del carnaval en tu compañía ".

Esas palabras te hicieron ruborizar hasta obligarte a bajar la mirada. Cuando tuviste el valor de alzar de nuevo la cabeza, él había desaparecido. Ardía en vuestro interior el deseo de que os poseyera. 

Tras la cena subisteis a la habitación y encima de vuestra cama encontrasteis un vestido del siglo XXIX y una máscara.  Junto a él, una nota. -" Os espero. No faltéis"

El deseo os corroía por dentro. Vuestra imaginación os jugaba malas pasadas y tan sólo suplicabais que esa noche fuera vuestro.
Tomasteis una góndola y le disteis la dirección, ya ataviada con vuestro disfraz y vuestra máscara.

Al llegar el gondolero os cogió de la mano y os ayudo a desembarcar.  El lugar era un palacio enorme desde donde solo se accedía por el canal.

Entrasteis en la estancia, todos los hombres vestían iguales, con un traje negro y una máscara y las mujeres vestían exactamente como vos.

La única distinción la proporcionaban los camareros. Todos vestían de blanco, pero solo de cintura para abajo. El resto del cuerpo estaba desnudo.  

Sus torsos perfectamente trabajados y sensuales se paseaban por la estancia ofreciendo champán y aperitivos a los asistentes.

Sonaba una música sinuosa y no muy alta, ofreciendo la posibilidad de mantener una conversación.

Una de las mujeres, sujetó firmemente el brazo de uno de ellos y tiró de él para besarlo.

El camarero reaccionó soltando la bandeja y cogiéndola en vilo con sus brazos.

Se la llevo hasta una de las mesas situadas en el centro de la sala, arrasó con todo lo que había encima y comenzó a besarla apasionadamente, con desenfreno y sediento de ella. Parecía un baile coordinado de movimientos sensuales.

A la gente no parecía sorprenderle. En cambio vos, escondíais la mirada tras la máscara tratando de disimular la vergüenza.

La cosa poco a poco iba subiendo de tono. Las manos fuertes del joven, recorrían la espalda de la chica buscando la forma de deshacerse del vestido que la engalanaba.

Cuando por fin se deshizo de el, cayó deslizándose por sus caderas hasta dejarla en ropa interior. Sus cuerpos eran perfectos. Casi embriagadores a la vista.

La multitud, poco a poco, iba arremolinándose junto a la mesa sin escrúpulos. 

Estabais paralizada por la escena. Se formaban parejas sin importarles quien fuera su acompañante para dar rienda suelta a sus mas oscuros deseos.

La sensación de observar a esa multitud entregada a la lascivia, os hacía sentir incomoda a la par que tremendamente excitada. 

Las escenas de sexo eran variopintas. El calor de sus cuerpos aceleraba vuestra respiración. La humedad os inundaba vuestras partes, pero el temor de que un desconocido os poseyera, os mantenía en tensión.

De repente una mano os tocó en el cuello. Fue una caricia estremecedora. Teníais miedo a giraros. El ansia por saberos deseada y la situación os tenían al limite, rozando casi la locura.

Vuestra cabeza no asimilaba tantos sucesos a la vez y sentíais como la mano, insistente, cada vez tiraba más hacía si. 

El rubor y el calor ante tanta lujuria junta os hacía sentir tremendamente excitada.

Un beso en la nuca hizo que vuestra piel se estremeciera. Un escalofrío os recorrió el cuerpo y vuestros músculos se tensaron.

Permanecíais impávida, incapaz de mirar atrás, cuando un susurro en vuestro oído os hizo recobrar la compostura y anhelar que os poseyera 

Esas palabras fueron. "Despierta mi amor hoy es el aniversario de cuando nos conocimos en Venecia. Sigues siendo la mujer mas espectacular de aquella fiesta."

Una sonrisa se plasmó en vuestros labios y el sueño que cada noche se repetía en carnaval, se hizo realidad otro año más.


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