DIA DE SEXO: 4-Descanso

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¡Por fin termina mi jornada! La jefa lleva más de una hora encerrada en su oficina con un tipo que vino preguntando por ella. Marta se va a la bolera con un grupo de gente. Yo, a casa.

A punto de entrar en el portal, Clara sale del bar de enfrente.

-¡Juan, espera!

Cruza la calle a la carrera y me da un beso en la mejilla. Suave pero cálido. Solo uno.

-Oye, lo que me dijiste en la tienda...¿era verdad?

-Si. Lo era. Estaba pasando en el lugar y en el momento.

-¡Y lo sueltas así! ¡Tan tranquilo!

-¡Joder Clara! ¡Querías llamar a alguien! Imagina que me pilla mi jefa.

A todo esto, hemos llegado al rellano. Cada uno saca las llaves para abrir la puerta de casa.

-Juan -me dice casi en un susurro- ¿Quieres ver cómo me quedan las medias que me llevé?

Su casa es un reflejo de la mía. Me toma de la mano y me lleva al dormitorio.

-Espera -me dice y desaparece tras la puerta del baño.

Reaparece a los dos minutos totalmente desnuda. Las puntas del pelo acarician unos pezones desafiantes que rematan unos pechos turgentes y firmes, el vientre liso, las curvas de las caderas introducen unos muslos largos y suaves que cierran su vértice sobre una vulva sonrosada adornada por un fino triangulo de vello en el pubis.

Sonríe incitadora y me lanza un blíster de medias y un sujetador de encaje.

-Toma -dice acercándose hasta tumbarse en la cama con los pies en el suelo.

Saco una de las medias y la enrollo. Le cojo un pie. Beso sus dedos, la planta, el empeine. Apoyo la media y la subo despacio, cubriendo la piel que voy besando y lamiendo. El tobillo, la pantorrilla, la rodilla, van quedando cubiertas por la seda rosa de la media. Acaricio su muslo con besos cortos, pequeñas succiones que le arrancan suspiros, y lo cubro con la media. Repito con la otra pierna. Cojo las braguitas, también de suave color rosa. Las voy subiendo muy despacio. Paro allá donde acaban las medias. Lamo los muslos. Ahora uno, ahora el otro. Llego a su sexo. Gusto los jugos que rezuma. Beso los labios, el clítoris. Introduzco la lengua en aquella raja sonrosada y cálida. Se arquea. Se estremece. Gime e intenta apretar mi cabeza con una mano. No le dejo. Por el contrario, la retiro y, de un tirón, cubro su ardor con las bragas. Intenta quitárselas pero aparto sus manos con firmeza. Sigo besando el vientre. Juego con la lengua en el ombligo antes de ascender hasta los pechos. Los lamo. Los mordisqueo. Se retuerce. Dibujo las oreolas con la lengua y chupo los pezones duros y tiesos. Grita. Cubrió aquellos inflamados pechos con el sujetador y paso sus brazos por los tirantes mientras beso sus labios cálidos y jugosos. Los chupo. Los absorbo, los muerdo mientras ella se estremece, me abraza con sus piernas, araña mi espalda...

La hago girar boca abajo y aparto su pelo para besar el cuello, la nuca. Clara es ya un susurro constante. Está muy excitada. Frota su pubis contra las sábanas y he de colocar el peso de mi pecho sobre sus nalgas a fin de evitarlo. Beso su espalda. Lamo su columna vertebral. Cierro el broche del sujetador. Llego a su cintura, a las nalgas prietas que acaricio, beso y muerdo. Aparto la tela de las bragas para meter desde atrás, dos dedos en la vagina ardiente y perfectamente lubricada. Chilla de placer. Salgo de ella para coger una blusa y una falda del armario. Con suavidad, le pongo la blusa.Gira la cara mirándome. Hay lágrimas de placer en sus ojos.  Vuelvo de nuevo a su gruta con roces y besos muy suaves. Se agita y llena mi boca de jugos. Me retiro. Subo la falda hasta su cintura donde la dejo enrollada. Me tumbo encima de ella, aparto las bragas a un lado, coloco mi miembro en su gruta y la penetro de un solo golpe. Aúlla. Levanta el culo. Aprieta las nalgas. Me estrangula el pene. Una oleada de placer me invade. Clara mueve su culo de un lado a otro gimiendo, sollozando, chillando. No aguanto más. Envisto aquellas nalgas con toda mi fuerza y, uniendo nuestro aullido, nos derramamos los dos a un tiempo.

Al rato nos levantamos. Le acaricio el pelo. La beso y abrocho la blusa mientras ella introduce mi pene en el bóxer y cierra la bragueta. Baja la falda. Ambos nos reímos al vernos completamente vestidos.

-¿Y ahora? -pregunto- ¿Cenamos?

-Después de la ducha ¿vienes?


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