Cuando te pierdes en el intento, tu alma está encarcelada, cuando el frío de ti se apodera, mantienes la cabeza manchada.
Y te da miedo gritar a lo alto por escuchar el sordo eco, por ser el único perdido, porque tus gritos no rompan el viento.
Aquel mal que permanece y con su hielo te abraza, te ves solo y aturdido, la soledad te atenaza.
Tus pensamientos se nublan y los colores se boran ya, de aquella ventana empañada solo cristales rotos quedarán.
Porque cuando una sonrisa vuela, la quieren atrapar, por más que lo intentes no la dejarán escapar
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