Caminaba deprisa por la acera, hoy era un día importante, al fin , después de años de frustraciones había tomado una decisión.
Si, hoy se lo diría, le diría a Ana que todo había terminado, que estaba harto de tanta apatía, de incontables horas delante del televisor sin nada que decirse, de la compra en el supermercado una vez al mes, de domingos con sus padres, de noches frías y de discusiones calientes.
Estaba decidido, ni un día mas, no mas tardes de fútbol desde casa, no mas cervezas de marca blanca, no mas escusas a los compañeros de trabajo para no ir a las cenas
Se sentía joven, tenia ganas de vivir, de hacer cosas con gente, conocer a otras personas. Desde que se caso con Ana hace mas de diez años apenas habían salido, todo su afán era pagar la hipoteca de un piso que les facilito su suegro y en el que nunca se sintió a gusto, odia esa cocina que da a un tragaluz donde se escuchan las conversaciones de los vecinos, el olor de sus comidas y hasta a veces algún desmadre sexual.
Se acabo, ahora mismo se lo diría y quedaría libre para siempre de esta triste vida, lamentaba el fracaso, tampoco quería hacerle daño, pero no quería arruinar la vida que le quedaba.
Con esos pensamientos se encamino a su casa, al abrir la puerta se dio cuenta de que no había nadie, que raro, pensó, bien, mejor, así me pondré a recoger mis cosas y cuando venga sera mas fácil
Al entrar en la cocina vio una nota en la puerta de la nevera pero metido como estaba en sus pensamientos no se paro a leer, mas tarde mientras hacia la maleta supuso que Ana habría ido por alguna razón a casa de sus padres, eran mayores y por cualquier cosa la llamaban.
Al recoger sus cosas se dio cuenta de que todo estaba raramente ordenado, por un momento tubo la sensación de que faltaban cosas, pero no le dio mas importancia estaba concentrado en formular un discurso conciso y tajante y no presto demasiada atención a los detalles.
Termino de recoger sus cosas y Ana aun no había vuelto, se sentó nervioso en el sofá, se levanto, dio vueltas por el piso por si se le olvidaba algo, fumo un cigarrillo absorto en los planes para su nueva vida, Ana no venia
Finalmente decidió escribirle una nota, ya tendrían tiempo de hablar, si, eso haría, una nota, así no tendría que verla llorar, no tendría que soportar sus reproches.
Cuidadosamente escribió la nota describiendo con detalle todas sus frustraciones, sus deseos y también dejo escrito que no quería hacerle daño y que estaría dispuesto a negociar un buen divorcio
La dejo encima de la mesa, cogió sus cosas, dio un rápido vistazo a lo que dejaba atrás y salio de casa cerrando tras de si, en ese momento se acordó de que no había leído la nota, bueno ¿que mas daba ya? No quería saber nada, quería volver a empezar.
No supo que en la nota Ana le decía que se marchaba, que no podía mas, que estaba harta de la vida apática que llevaban, harta de incontables horas delante del televisor sin nada que decirse, harta del supermercado una vez al mes, de tardes de fútbol en casa, de pagar la hipoteca de un piso que nunca le gusto pero que quedaba cerca del trabajo de Juan, de noches frías y de discusiones calientes
Que se sentía joven y tenia ganas de vivir, de hacer otras cosas, de conocer otras gentes, de comprarse ropa sin sentirse culpable, de dejarse el pelo largo que desde que se caso no había llevado, pues a Juan le molestaba para dormir
Que se marchaba para siempre, que no quería hacerle daño y que estaba dispuesta a negociar un buen divorcio
aixiespilar
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