¿Cuándo Me Sacará de la Cárcel, señor Detective? Historia real.

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Hay experiencias en la vida que a uno lo dejan marcado para siempre.

Hacía un par de meses que había comenzado mi vida de Detective. Junto con mis compañeros de estudios de la Escuela de Investigaciones de Chile que también fueron destinados a la misma unidad policial, dimos comienzo a una labor infatigable con el natural entusiasmo de todo novato.

Recuerdo que competíamos para ver quién llevaba más detenidos al cuartel. Fue así como llegó a mis manos una Orden de Aprehensión para dos personas, que resultaron ser un matrimonio de la tercera edad.  En el documento, donde debía nombrarse claramente el delito esa vez salió sólo el número de una ley. Consultamos a la Prefectura de la que dependía nuestra pequeña Comisaría y nadie, absolutamente nadie sabía de qué delito se trataba.

Nuestro Jefe, un Comisario extraordinario, humano, justo en el trato con nosotros sus subalternos, nos nombraba con nuestro apellido y anteponía la palabra Señor Fulano de Tal. Al no tener respuesta de la Asesoría Jurídica, nos dijo “Cumplan la orden”.

Fui a una población modesta, pero de buena catadura, donde me atendió un matrimonio de ancianos. En mi desatinado deseo de ganarles a mis compañeros en la cantidad de detenidos, les mentí descaradamente, que los necesitábamos en la Comisaría para una declaración.

Recuerdo con dolor y tristeza que los vi llegar de la mano, me parecieron dos pajaritos amorosos, y sentí una punzada de arrepentimiento. En medio de una labor de colmena, pues nadie se fija en la labor de los otros colegas, hice el informe al juzgado, pasando detenidos a los ancianos y los entregué en el tribunal. Esperé pacientemente la resolución de la justicia para aquel delito que ignorábamos su significado.

De pronto salió el Juez y, muy molesto, me preguntó si nosotros los Detectives no sabíamos de qué se trataba esa ley. Furioso, me tomó de un brazo y me llevó a mi cuartel, cercano a pocos metros. Yo no entendía nada, los funcionarios de guardia se miraron extrañados. No había risas, pues habría sido una falta de respeto a la autoridad superior a la que estamos sujetos. Dejándome junto a mis compañeros con una cara de interrogación, requirió la presencia del Comisario Jefe, quien lo saludo de mano, muy amable.

–¡Qué, acaso ustedes no saben que esa esa ley se refiere al delito menor de INSCRIBIR DOS VECES A UN BEBÉ EN EL REGISTRO CIVIL!  Estos ancianos se hicieron cargo de un niño recién nacido que tuvo su hija menor; no sabían que en cuanto nació el Hospital hizo los trámites de inscripción. Este matrimonio, ignorando que la criatura había sido inscrita, lo volvieron a hacer y cayeron en ese delito menor.

Mi Jefe trató de explicarle que habíamos hecho todo lo posible para informarnos de qué delito se trataba, pero que habíamos fracasado. Que por vergüenza no habíamos preguntado al tribunal, que nosotros trabajamos más con el Código Penal, que trata de delitos y Crímenes y que trabajamos muy poco con el Código Civil y otros que pocas veces tocamos y que en general se trata de meros trámites.

–Mmmm, me obligan a dejar detenidos en la cárcel a estos ancianos – Y como castigo me ordenó llevarlos a la cárcel.

Nunca voy a olvidar los rostros de estas buenas personas que, por error del mismo magistrado que no expresó con claridad de qué se trataba el delito y por nuestra ignorancia, debieron permanecer un par de meses presos.  Si hubiéramos sabido de qué se trataba, lo más probable es que hubiéramos informado que esas personas no fueron habidas, que nadie las conocía; hasta ahí habría llegado el trámite.

Nunca olvidaré la irresponsabilidad de novatos que competíamos para demostrar que tan buenos Detectives éramos, cuando apenas estábamos dando los primeros pasos en tan hermosa carrera. Y así, con dolor, aprendí a ser más humano y cuidadoso en mi trato con las personas honradas que van a ser encarcelados hasta por un simple cheque que bien pueden pagar en el mismo día.

Tampoco olvidaré la voz de la anciana, en la sección de mujeres al lado de la guardia, cuando debía ir a dejar a la cárcel a otros detenidos:

–“Señor Detective ¿Cuándo nos sacará de esta cárcel?”.

 


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