cosmonauta vs crononauta

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-que dios te acompañe -fueron las últimas palabras que salieron de la radio, después de eso toda señal proveniente de la tierra era transformada en estática, la capsula espacial perdió su rumbo y ahora Iván baranov, miraba las parpadeantes luces del tablero de control, mientras el artefacto cósmico se perdía en el vacío absoluto. en la mente de Iván se figuraban una y mil maneras de arreglar su situación y volver a casa, no es que alguien lo esperase, en realidad no tenía a nadie, pero su amor a la vida y sus ansias de seguir viendo las maravillas de la tierra, lo impulsaba a desafiar la sentencia del destino, así que aun sabiendo que probablemente todo esfuerzo sería inútil, puso manos a la obra, saco sus herramientas y comenzó. Cada intento frustrado, provocaba que Iván perdiese cada vez más el control, pero la rendición es algo que no estaba escrito en su carne. en algún punto de sus actividades, el cosmonauta se percató de algo, era algo tan habitual en la tierra, sin embargo, en la situación que se encontraba, tal sensación era inaudita, sentía la penetrante mirada de alguien que se encontraba a su espalda, el cuerpo de Iván se puso estático, y cuando con no poco esfuerzo pudo girar su cabeza, lo pudo ver a no más de 2 metros alejado de él, la situación era tan irreal, que solo se limitaba a pensar que podía ser producto de su imaginación o tal vez? ¡Era un hombre! y vestía un traje de color azul ceñido al cuerpo, tan ajustado que lucía más escuálido de lo que en realidad era, portaba guantes y botas de la misma tonalidad, la parte media de su cuerpo era cortada por un cinturón que en el intruso resultaba un tanto ofensiva a la vista pues era demasiado ancho y tosco para las proporciones físicas del visitante, en cuanto a su rostro, sus ojos eran pequeños y muy juntos el uno del otro, su boca se limitaba a una raya entreabierta ya que decir que sus labios solo eran delgados sería un alago, toda esta fealdad era coronada y maximizada por esa enorme nariz de forma aguileña, de sus orejas no había mucho que decir, pues eran casi inexistentes. -¿Tienes miedo? Pregunto el intruso, - n?no, - ¿por qué? -dejando a un lado que puedes ser un producto de mi imaginación, ¿qué puede ser peor que morir asfixiado en el vacío infinito?, al contrario, dada la situación actual tu no representas una amenaza, más bien podrías ser mi salvación. El intruso, con una actitud desesperada afirmo ? en realidad no vengo a salvarte, veras, soy un historiador, provengo de aproximadamente 700 años en el futuro, mi trabajo es viajar al momento espacio-temporal indicado, contactar con gente que, como en tu caso irremediablemente morirá, entrevistar a esta persona sobre los acontecimientos más relevantes de su época y regresar, permitiendo que el destino sigo su curso, en tu caso, la muerte y no por asfixia, si no por traumatismo cerebral, es un trabajo que en un principio fue apasionante, pero ahora me parece simple y rutinario si se me permite decirlo -todo esto dicho con una actitud arrogante y de la más acusada indiferencia. El silencio invadió la sala de control, ambos personajes, se miraban a los ojos, sin embargo, el visitante sabia la pregunta que le seria efectuada, y cada segundo que pasaba en silencio entre lo que acababa de decir y la inminente pregunta le resultaba realmente una tortura, en realidad el crononauta desearía que Iván le dijera si deseaba ser entrevistado o no y dejar que el destino se encargara del resto. Y abruptamente el silencio fue mancillado, de los labios del cosmonauta emergió la pregunta que tanto había aprendido a odiar el crononauta. -¿pe?pero no sería mejor que me salvaras la vida? Con un gesto de desagrado el visitante dijo un rotundo no, a lo que el cosmonauta replico, -¿pero si lo que quieres es que te hable de mi época, no sería mejor que me llevaras contigo? y en la calma de una oficina podría darte muchos más datos de los que en este momento puedo dar. El crononauta observo al cosmonauta como si se tratara de algo inferior, un objeto o más bien un hombre muerto, si fuera por él, simplemente le administraría una droga y le obligaría a hablar, pero las reglas dictaban que lo menos que se podía hacer por estas personas condenadas, era darle alguna explicación y darles la elección si querían participar o no, y esto era parte de su trabajo, así que empezó. -veras- e hiso una pausa buscando las palabras exactas para no tener que repetir la explicación-no me adentrare en detalles técnicos, así que solo me limitare a decir, lo que paso y pasara si te saco de este momento tiempo-dimensional, primeramente, este cinturón solamente puede llevar a una persona a la vez, así que técnicamente no puedo ayudarte- y continuo - pero en el caso que pudiera ayudarte y llevarte conmigo, justo en el momento que tu materia apareciera en mi tiempo, tu inmediatamente desaparecerías, para efectos prácticos es la muerte, y es que, habría un reajuste tiempo-dimensional, mira, yo estoy justo ahora en este lugar por que encontramos tu golpeado cuerpo, que yo esté aquí en este momento es producto de tu muerte, o tu dime, como podría salvarte, si al salvarte, sacaría de la continuidad temporal la causa principal de mi viaje, todo es culpa de los reajustes espacio-dimensionales, en otras palabras cualquier esfuerzo sería inútil ya que igual morirías ?y rogo a todas las divinidades que el cosmonauta haya comprendido ?yo que tu empezaría a hablar, pues te doy la oportunidad de no morir en vano, en este instante tienes el gozo de poder dejar una huella en futuros libros de historia, acepta tu muerte con dignidad y ya no ruegues más, mejor dime si colaboraras conmigo, si no, solo oprimiré el botón de mi dispositivo y me iré, y morirás sin haber dejado huella, en el olvido y la más triste banalidad. ?sentencio con arrogancia el viajero temporal. -Me rehúso -contesto firmemente el cosmonauta. El crononauta, ofendido por tal acto de desprecio a su persona, lo observo un momento con los ojos inyectados en sangre, con una fingida sonrisa y con la voz entrecortada se limitó a despedirse con una igualmente falsa cordialidad, dio un paso atrás y se dio la media vuelta, su mano derecha se acercaba cada vez más al dispositivo temporal y centímetros antes de que las puntas de los dedos tocaran el cinturón, el silencio fue turbado una vez más. -¿dijiste traumatismo cerebral? ¿y si al que hallaron no fue a mí, sino a ti? Dijo con un tono cínico, todo fue tan rápido que el dispositivo temporal no pudo ser activado, el cosmonauta tomo una pesada llave y la dirigió con furia al intruso, el cráneo del anónimo historiador crujió y su vida se desvaneció en el silencio del vacío infinito. Realizo los cambios de prenda necesarios y el cosmonauta se desvaneció a otro tiempo, no sabía cuál sería su destino, pero cualquier destino sería mejor al que estaba condenado momentos antes.

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