juego entre vecinos / parte 2

-Vístete por favor – le pedí – tengo visitas esta noche y aún no estoy arreglada.

Él me miró, sonrió y me dijo – gracias, volveré.

Toda la noche me quedé pensando en Diego. No entendía bien porqué lo había hecho pero lo que sí sabía era que deseaba profundamente que se repitiera.

Al día siguiente nos encontramos en la calle y nos saludamos como si nada hubiera sucedido, fue muy extraño, y excitante a la vez – Cómo está usted vecina? – preguntó – bien y usted respondí. Nos quedamos platicando del sol y de política durante un par de minutos y me propuso que termináramos la conversación en su casa el fin de semana, que invitaría a unos amigos y beberíamos un trago. Sin dudar un segundo acepté.

Estaba un poco desilusionada porque esperaba que me propusiera ir a su apartamento esa misma noche y que nos encontraríamos solos para echar un buen polvo, pero tenía que resignarme y aguantarme las ganas hasta el fin de semana.

El fin de semana por fin llegó! Me puse la camisa más escotada que encontré, y una falda larga para no parecer muy vulgar (aunque me quedaba tan apretada que me dibujaba un culo espectacular).

Decidí tomarme un par de tequilas para llegar más relajada. Cuando llegué a casa de Diego estaba ahí una pareja – Te presento a Carlos y Andrea – dijo Diego – Somos amigos desde hace muchos años.

Pasamos la noche discutiendo riendo y bebiendo más y más. Cuando me levanté para ir a la cocina a buscar hielo, Diego me siguió, me dio una nalgada, me atrapo por la cintura y comenzó a besarme el cuello, yo preocupada porque no quería que nos vieran le pedí que parara, pero él me aseguró que sus amigos no nos seguirían. Empujó suavemente mi cabeza hacia abajo, sugiriendo que me comiera su delicioso y enorme pene, y eso fue lo que hice, me agaché, lamí y chupé esa polla como si lo hubiera hecho toda mi vida, como una verdadera puta profesional. Diego estaba fuera de sí, excitadísimo, dictando con sus manos el ritmo de la mamada. Mientras estábamos en plena acción llegó su amigo a la cocina, me levanté avergonzada y me dijo, no te preocupes, voy a hacer como si no hubiera visto nada, me tomó de la mano y me llevó al salón donde estaba su novia, desnuda!

Descontrolada por la situación y el alcohol miré a Diego a los ojos y comprendí que a él no le sorprendía la situación, seguro ya lo había hecho antes. Andrea- Dijo Carlos – Dale un poco de placer a esta perra ardiente. Extrañamente esas palabras ofensivas me excitaban. Andrea se acercó a mí, me desvistió por completo, me sentó sobre el sofá y comenzó a lamerme el clítoris como nadie lo había hecho antes, al mismo tiempo Diego puso su enorme pene en mi boca mientras Carlos penetraba a Andrea, no podía creer lo que estaba haciendo, era la primera vez que participaba a algo así. Estaba muy excitada, Los tres se miraron y al verme tan confusa Carlos replicó – imagino que es la primera vez que haces esto, chicos hagamos que sea inolvidable, concentrémonos en ella. Y fue cuando me pusieron de cuatro patas y mientras Carlos estaba encima practicándome sexo anal, Diego estaba debajo metiéndomela con fuerza y Andrea me ofrecía su coño mojado para lamerlo mientras ella se acariciaba los pechos, a ese ritmo no tarde en correrme, fue doloroso y excitante, fue único. Los dos terminaron dentro de mí y Andrea se masturbó hasta conseguir el orgasmo. Ahí me quedé acostada sobre el sofá, desorientada, aturdida, sin comprender bien lo que había pasado, pero muy feliz de haber vivido semejante experiencia.

Volverás a una próxima reunión en mi casa? - preguntó Diego – espero que sí, estuviste fantástica.

Fue lo último que escuché antes de quedarme dormida sobre el sofá.