Te echo de menos.

Hace menos de una semana que has vuelto, seguramente para visitar a la familia y amigos, pero me invadió esa sensación de confusión que me ha hecho realimentar mis pensamientos y sueños con una nueva luz de esperanza. Solo ese conjunto de palabras me sirivieron para teleportarme a otro mundo de perfección en el que estaba de nuevo junto a tí: Te echo de menos.

No se muy bien qué significa esa frase puesto que tú tienes novio y se supone que estas muy contenta con él. Lo primero que pensé fue que me añorabas como amigo, ya que parecía ser yo el único que se preocupaba por tí y de como estabas pero rapidamente lo descarté. Nos encontramos en aquel parque al que solíamos ir, el que fue testigo de como me quedaba embobado mirando tu sonrisa, con cada palabra que atesoraba como si fuese la última. Rápidamente tus ojos se llenaron de tristeza y nostalgia y me preguntaste si aún sentía aquello por tí, y sin dejarme contestar me pediste perdón una vez mas por los "errores que cometiste". Tuve que tapar tu boca con la mano y pedirte que por favor dejaras de disculparte, no tenías la culpa de nada y que sí, por supuesto seguía sintiendo aquello por tí. Sin dudarlo ni un segundo me besó, parecía que quería demostrarme que no me había olvidado, que no era alguien que entra en tu vida y pasa sin dejar rastro. Con diferencia el mejor beso que he tenido nunca, el más sincero y que escondía un sentimiento intentando ser desvelado, como un pájaro encerrado en su jaula añorando la libertad.

Quizás dure días, quizás el resto de nuestras vidas, lo único que tengo claro es que puedo tenerte cuando despierto, estás ahí de verdad y no eres un sueño de los cuales me despertaba en mitad de la noche. Eras real, la realidad que jamás tanto he disfrutado.