Una cena con maduros desconocidos y sus consecuencias

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    Últimamente suelo salir alguna tarde con mi amiga Marina. Vamos de compras, vemos escaparates, paseamos y acabamos la tarde tomando una copa en el pub de un hotel céntrico, frecuentado por empresarios y directivos que suelen acudir al término de su jornada o se hospedan por motivos de trabajo.

   Con Marina soy amiga desde la Universidad y está pasando malos momentos debido a su reciente divorcio, lo que me obliga ahora a prestarle mas atención. Anda bastante confusa, resentida, deprimida y obsesionada con relacionarse con hombres y sin medir las copas que toma, lo que a veces hace que me meta en aprietos.

   La última vez que salí con ella, llegamos como de costumbre a última hora al pub del citado hotel. No tardó mucho en coquetear con dos señores que inmediatamente se acercaron a nuestra mesa a entablar conversación. Andaban por los cincuenta, a primera vista educados, simpáticos, vestían bien y físicamente no estaban mal. A eso de las 21.30, y despues de tomar la copa a la que ellos invitaron, propusieron ir a cenar los cuatro a lo que Marina aceptó sin dudar, yo fui reticente a la invitación pero al final me convencieron. Mi marido estaba fuera por trabajo y total se trataba de una simple cena. Pasamos un rato agradable, aunque se hicieron chistes y se usó lenguaje picante de doble sentido, y hasta alguna sugerencia a tener sexo, pero nada que no resultara normal entre adultos.

   Terminada la cena insistieron en ir a algún sitio con ambiente a tomar una copa. Fuimos a un pub de moda y el volumen de la música nos obligó a emparejarnos y a estar cercanos para así poder escucharnos mejor. Pronto vi como el otro chico magreaba a Marina que estaba encantada de darse el lote con el tipo. Mi acompañante, creyendo que yo me dejaría como mi amiga, lo intentó y tuve que pararle. Al rato Marina se despidió diciendo se iba al hotel a acostarse con su amigo.

   Carlos, así se llamaba el chico que se quedó conmigo, me pidió bailar y accedí. Como imaginé fue la excusa perfecta para tenerme en sus brazos y apretarme contra él, me sentía pegada a su cuerpo, con mis tetas totalmente chafadas en su pecho, sintiendo su bulto en mi pubis y sus manos  en mis nalgas apretándome contra él para sentirlo bien. Su cara pegada a la mía y diciéndome al oído palabras calientes. Eso me sofocaba y me alteraba, notaba su respiración alterada y me sentía húmeda y con ganas de sexo. Decidí entonces parar, antes de que fuera tarde y sugerí que debíamos irnos de allí.

   Salimos a la calle e insistió en tomar la última en otro sitio cercano, era otro pub parecido y después de algunos sorbos de una nueva copa, me besó y me apretó contra él. Le dejé hacer, me encontraba cachonda y mis fuerzas flaqueaban, así que fui receptiva con su morreo, incluida lengua, lo que me puso mas caliente si cabe.

   Era tarde y le dije me iba a casa, sabía que si seguía con él me acabaría follando, pues estaba perdiendo el control desde hacía rato. Me pidió llevarme a casa en su coche. Fuimos al parking y una vez dentro de su coche puso su brazo sobre mis hombros, me atrajo hacia él y me volvió a besar. Mientras su lengua entraba en mi boca de forma apasionada, con la otra mano me desabrochaba la blusa y saltaban fuera mis dos tetas que estaban liberadas sin sujetador, las manoseó a su gusto y después de manosearlas bien bajó a mi entrepierna, acarició los muslos, inconscientemente me abrí y su mano palpó mis bragas mojadas, me encontré sin querer con dos dedos dentro de mi vagina pretendiendo estimularme aun mas. ¡Para ya! grité. El tipo se quedó quieto, sin entender mi reacción. Le pedí me llevara a casa de una vez.

   Pidiéndome disculpas salimos del parkimg dirección a mi casa. Su mano desocupada acariciaba mi muslo y ante mi silencio fue subiendo de nuevo hasta mi sexo. Me deslicé en el asiento para facilitar su tocamiento. Iba totalmente mojada, el flujo incluso resbalaba fuera de las bragas, en el momento que llegabamos a mi casa, sus dedos ya habían roto la oposición de la tela y hurgaban en mi sexo hasta que consiguió hacerme correr.

    El tipo creyó que ya me tenía trincada y me pidió le invitara a una copa a lo que me negué, Sabía que si lo hacía tendría que acostarme con él y seguramente en la cama conyugal y eso estaba fuera de los límites que me podía permitir.

   ¿Me vas a dejar con esta calentura? dijo. Le pedí moviera el coche a un lugar discreto, cuando paró le desabroché el pantalón y sacándole la pija me bajé a mamársela, el tipo estaba bien cargado y no tardó en soltar el primer chorro que me tragué al no darme tiempo a retirarme, seguí pajeándole con la mano mientras iba soltando semen que caía por mi mano y en su pantalón. Cuando echó la última gota me limpié la mano en su ropa, recompuse mis ropas y me despedí con un beso en la mejilla.

   Salí del coche para llegar a casa andando. Ya acostada no dejaba de pensar en lo sucedido, mientras mi calentura me impedía dormir. Mis dedos me dieron la satisfacción necesaria para dormir de un tirón hasta el mediodía.


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