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Teofilo Humara se sumergió en aquel paisage silencioso, de altas montañas verdes y a sus pies ese enorme lago. La barca iva lenta mientras Teofilio era absorvido por tan hermoso paisaje. El silencio, salvo algún sonido de pajaros lo hacía sentir una paz que le dejaba sin respiración. Pero la voz de la enfermera le devolvió a la realidad.- ¡ Teofilo Humara!. Tardó en levantarse, a sus setenta y cinco años, la quimioterapia le estaba mermando a pasos ajigantados.
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