Visión poco periférica
Por Noemy_Wiki
Enviado el 05/02/2016, clasificado en Reflexiones
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Llueve
La calma me toma de las manos apretando mis nudillos mientras me invita a sentarme en la cama.
Parece que toca tarde de confesiones.
Me absorto por un segundo en los rugidos de mi estómago, que me suplica por activa y por pasiva algo de alimento.
Los nervios me impiden comer.
La pared de mi derecha está llena de marcas provenientes seguramente del roce de algún mueble, el resto de ellas parecen impolutas, como si hubieran sido erigidas anoche.
Entre estas cuatro paredes no existen las negaciones, ni las películas americanas de finales predecibles, ni las promesas al aire, ni los ojos verdes, ni las madrugadas que se estiran para recoger las últimas lágrimas del día, ni las canciones que duelen, ni tan siquiera las sonrisas compasivas.
Nada.
El reloj de la pared ha acelerado el movimiento del minutero y en cada vuelta se me asemeja más y más a una noria, una colorida noria en donde remover los sueños huérfanos y las expectativas malheridas.
Mi corazón bombea hoy diferente, otro ritmo, otros acordes, otra canción. Una, que no soy capaz de seguir sin ahogarme.
La vida me ha regalado como bombonas de oxígeno dos diminutos pulmones y un soplo al corazón, con lo que subsistir se ha convertido en una auténtica ironía.
Araño el suelo y me arrastro un par de metros.
Se me escapan todos los detalles entre los dientes, sucumbiendo a la droga de la esperanza. Notas que se desintegran en el aire como verdaderas piezas de una subordinación feudal cuando el capitalismo irrumpe en la sociedad.
Angustia.
Dolor.
Mi conducta es una mentira de escasa lucidez.
Ignorantes, que no veis mi sufrimiento en este hosco mundo.
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