¿Hablamos?
Hablemos de frágiles, de descosidos, de rotos a medias o enteros, de sinsentidos, de heridas con parches que tú me dejas a modo de bálsamo por si un día te vas. De otoños con hojas y de inviernos que arden, al menos aquí dentro.
Hablemos de que si, de que no, de que quizás. De que cultivé con mucho esmero parte de este amor, pero a solas. Aunque jamás te lo diré. Que todavía te reservo 15 minutos y una docena de abrazos por si algún día los necesitas.
Te encontré un día, cuando el viento ya había cerrado puertas y ventanas pero no tuve el valor suficiente para abrirte el corazón y la tormenta, ávida de borrar mis
pecas, tan solo pudo devastar mi valentía. Aquí brillarías, brillaría en medio de este desastre.
Siempre brillarías, en mis callejones sin salida, en mis noches a la deriva, en mis excesos, en mis defectos, en mis carencias.
Te busco con mis manos heladas y te encuentro con los pies fríos. Agacho la cabeza. Cierro los ojos y saco los pretéritos a conjugar.
Tengo el corazón usado y algo resquebrajado pero te aseguro que si un día me atrevo a decirte...
No se oye nada...
Ya no hay murmullos colgados en las bisagras de nuestras puertas...
Ya te has ido y ahora, ahora es tarde.
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