Misma hora, mismo sitio, mismo aire...

Misma hora, mismo sitio, mismo aire, distinto sentimiento. Una vez más me encuentro contigo, una vez más me acerco. No puedo evitar querer abrazarte o decirte algo que me salga de dentro, lo que he sentido por ti ha sido puro amor. Ese amor, ahora, es un sentimiento más contradictorio puesto que nunca has dejado que mi tinta manchara tus páginas y se me ha gastado. La tinta perdida fue cayendo en un nuevo libro, libro lleno de inseguridades y un final abierto, pero fácilmente entendible, bueno, sincero a pesar de todo y absolutamente leíble. El libro me pidió que escribiera unas líneas más ya que, ese día, también ocupaba mi misma hora, mismo sitio, mismo aire y mismo sentimiento a pesar de sonar opuesto. Basta de palabras escondidas, me fui con él, quería ir con él porque estoy cansada de tus juegos que solo consiguen dañarme. Me fui, respire su aire y ahí fue cuando tú quisiste ser él, recibí tu mensaje de desesperación, pero lo recibí tarde, llegas tarde y ahora eres tú el que tiene que recolocar cosas en su cabeza y yo la que lo he hecho mal. No he hecho nada malo, solo quererte.