De repente me desperté...

De repente me desperté.

Tardé unos minutos en acordarme de qué había pasado, pero como siempre al recordar, sentí esa sensación, como si me estuviera ahogando. Durante unos minutos me quedé allí en la cama, tumbado y queriendo volver a la seguridad de mis sueños, pero como siempre al final encontré la fuerza para levantarme. Me puse la ropa más cerca y salí a la calle.

Se me olvidó coger las llaves, pero no había nada en la casa de importancia ya. Me eché a andar sin rumbo, pero como siempre me fui hacia el parque, dónde siempre iba con mis amigos, antes de que murieran.

Andaba con cabeza en bajo, pero de vez en cuando me la levantaba, esperando ver a alguien. Pero como siempre no había nadie, nadie para devolverme ni una sonrisa. Antes siempre me sonreían, antes de que muriera todo el mundo.

Cuando llegué al parque me sentí en un banco, el mismo banco de siempre. Antes siempre me iba a ese banco con mi ipod para escuchar a música y mirar al mundo pasar, pero ahora no. Como siempre, me sentí en silencio.

Oí un ruido, pero fue mi imaginación. Esperaba ver a ese perro que siempre se me acercaba pero hacía años que no venía. Siempre se me acercaba, antes de que murieran todos los animales. Me fui para la ciudad.

Andaba por la ciudad y recordaba como era antes de que el mundo acabara. Siempre estaba llena de gente, de alegría. Solía ir con amigos a un bar en el centro. Nos sentábamos allí durante horas y horas, cachondeando y riéndonos, pero ahora no. Me fui para el bar.

Llegué al bar y entré. Me senté a la misma mesa de siempre. Ya me sentía peor que nunca. Esa sensación como si me estuviera ahogando, como si no pudiera respirar. Empecé a pensar en tiempos antiguos, cuando todavía tenía amigos, antes de que murieran todos.

La camarera se me acercó. Pedí un café cortado, como siempre pedía, antes de que muriera yo…