Denunciar relato
Había cuerpos sumergidos en sal. Algunos estaban hundidos hasta el torso, otros se asomaban por su cabeza. Distintos eran los ya sepultados.
Intentaba sacarlos, algunos se dejaban ayudar, otros se entregaban a su suerte sin luchar.
Hubo uno que me sostuvo largo tiempo, me tomó de mis manos con fuerza, al principio parecía querer intentar salir, luego intentó llevarme consigo, para que termine en el fondo de la sal. A los gritos le pregunté, cuál era la razón por la que no querían ser ayudados:
“Siempre estuvimos así, es lo que conocemos, fue su respuesta.
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