Ya no quiero verte más, aunque te quiero

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   -No me importas nada. Ya no quiero verte más, aunque te quiero, adiós.

   Eso le dijo, con indiferencia por fuera y llorando por dentro, mientras a ella se le apreciaba cara seria y ojos afligidos en un instante de puro silencio. Ese adiós dolía mucho porque siempre era un hasta luego o hasta pronto.

   Era su protección contra la posible locura que podía conllevar seguir a su lado. Y mientras se alejaba a paso lento y al parecer para siempre, él pensaba en lo mucho que la quería y las consecuencias que tendría al perderla. Era sin duda un día triste. Y durante las horas siguientes seguía pensando que peor que perderla, era tenerla cerca, sin poder tocarla, acariciarla, abrazarla, besarla y quererla como a nadie.

   El motivo de esa tarde inolvidable para olvidar, era su manera peculiar de ver como la vida con ella era algo maravilloso, pero que notaba que su relación con el resto del mundo sería pura zozobra inútil. Ya eran varios meses que pensaba en el abandono de esa bonita amistad para recuperar una hermosa relación consigo mismo y así sobrevivir a la soledad que ya era el preludio de todo.

   Todo eso pasó dos años después de que se conocieran pero no os preocupéis porque nos vamos a la celebración de su decimo aniversario ya juntos. 2025 y diez años de secretos y de recíprocas concesiones de las cuales les otorgaban el poder de confiar que tenían a alguien con quien contar. "Qué bonita es la amistad…"

  

   La celebración tenía lugar en la ciudad de Fez, Marruecos. Justo al principio de la zona peatonal más grande del mundo. Hermosa ciudad imperial que se dejaba venerar solo al sentirla. Mientras pasaban una bochornosa pero cálida tarde allí en compañía, empezaron a mencionar no muy viejos recuerdos, a la vez que sus respectivas parejas escuchaban con atención y reparo.
   

   -¿te acuerdas del chico noruego que me ligué por una apuesta tonta contigo? Al final estuve saliendo con el seis meses y encima tu celoso porque decías que no era mi tipo.
    -si claro, aunque ya empiezo a pensar que si es guapo, ya es tu tipo.
    -cabrón! que imbécil

    Mientras los dos reían, las respectivas parejas se empezaban a mirar un poco con ganas de decir algo pero permaneciendo callados. Y ellos seguían recordando.

   -¿y aquella noche que me sorprendiste en mitad del restaurante l´ombú? Me pidió matrimonio arrodillándose y todo. Me quería morir de la vergüenza. Menos mal que el anillo con su caja era invisible jajá. Nunca lo olvidaré.
    -genial esa noche, si. Luego borrachos a bailar y a ver quien ligaba mas. Por supuesto que yo gané.
    -si claro, que te lo crees todavía, yo me besé con aquel francés buenorro.
    -sí, me acuerdo, pero yo me fui con las dos polacas al lavabo mientras el francés pasaba luego de ti.
    -no vaciles que lo único que conseguiste fueron dos amigas mas para tu colección.
    -cabrona de mierda…

   La conversación aumentaba y la desconfianza crecía por parte del resto de la mesa, o sea por los oyentes incrédulos al desconocer esas historias y averiguar que se llevaban demasiado bien como para creer que nunca se habían dado ni siquiera un beso. La pareja de ella ya mosqueado interrumpe arrastrando su silla, levantándose y diciendo ahora vuelvo. La pareja de él, más calmada diciendo;

   -puede que mejor que no sigáis contando vuestras anécdotas o esto no acabará bien.

   Una persona menos y los tres callados, mirándose a los ojos por turnos. Tensión inesperada, orgullo y nada de culpabilidad por parte de ella. Pero un minuto después se levanta y va tras él, para calmar el denuedo furioso de su novio de más de un mes.
    A solas quedaban dos, sentados, él y su novia de casi seis meses. Y empezó una conversación privada de tan solo tres minutos.
   

   -¿no dices nada? ¿Todavía te gusta ella verdad? No sabes disimular y lo noto, lo que no se es porque no la olvidas después de lo que supone. Te vas a quedar solo para siempre si sigues así. Yo no quiero seguir contigo, no me parece justo, no me lo merezco.

   Durante 30 segundos los dos callados. Cara reflexiva por una parte y ojos llenos de lágrimas por la otra. Hasta que el habló…
   

   -Hace unos años ya lo intenté y años más atrás también, y no funcionó. Y te aseguro que no sirve de nada intentar dejar en el olvido algo querido e inolvidable. Aprendes a convivir con lo bueno y lo malo. Aceptas las consecuencias sin más, como ahora. Perderte a ti por no perderla a ella. Para mí ya sabes que la amistad es lo más importante y aunque tú me gustas, ella también, claro está, no solo me va a gustar una persona, no puedo convertir lo cierto en fraude y disimular sin más. Además ya lo sabías desde nuestro principio. Siento decir que tú decides.
    -vale, pues yo sí que lo siento y te diré algo que seguro que te resulta familiar. Ya no quiero verte más, aunque te quiero. Adiós.

   Ya solo quedaba uno en esa mesa de cuatro, porque en ese instante de impotencia su ya ex novia se despidió con aquella frase que un día el le había dicho a su amiga años atrás. Pero que había leído en la novela que nuestros dos amigos estaban escribiendo desde hacía ya mucho tiempo. Una novela que escribían según sus vivencias juntos. Desde lo que pasó el primer año.


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