Así te fuiste esa noche y mi cigarro quedó ahí
Así te fuiste esa noche...
y mi cigarro quedó ahí
Al anochecer estabas tú,
tan nítida y tan abstracta.
Esa sonrisa retraída, que me
alagaba de vez en cuando,
se boicoteaba entre los mares ciegos
y atractivos de mi alma.
Así, amor mío,
te encontré por puro azar
mientras, como solo tú sabes,
adornabas el lugar de vida,
vida pura... Esa misma
que, al tan solo rozarla, se me esfumaba
casi a la par del humo que fielmente
me acompañaba.
En ese entonces
mi ser no notabas, y casi como
a una sombra, me presenciabas...
Poco a poco, aún lo lamento,
de esa sombra no quedó nada...
y de ese deseo profundo que de mí emanaba
solo empatía llego a intuir tu mirada.
¡Y me dejaste!
a la voluntad de aquel cigarrillo
que me acompañaba, titilante a la espera
de que lo acabara...
Suave y sutil, como un pequeño desliz,
así fue el encuentro fortuito de
conocerte al fin.
Profundo y volátil
como una sombra entre gris,
así te fuiste esa noche...
y mi cigarro quedó ahí.
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