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Sentir el calor de sus finos granos acariciándote los pies.
Que cada paso sobre la arena, haga que su contacto masajee las infinitas terminaciones nerviosas de tu piel.
Que la brisa del mar azote con suavidad tu rostro, creando una sensación de placidez inigualable.
Que el sonido mágico del batir de las olas, refuerce cada uno de tus sentimientos.
Que al pasear junto a la orilla, por primera vez te impresione el roce del agua tras acariciar tu cuerpo.
Sentir la inmensidad del océano y sentirte tan pequeño como los granos de arena que masajean tus pies, eso es vida.
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