ME MARCHO, AQUI A TU LADO

Tocaron a la puerta en lugar de llamar al timbre, como todo el mundo; quien lo hizo fue delicado, seguramente para no despertar a Arturo, pero eso no impidio que a Camila le recorriera un escalofrio entre asustado y aliviado, al comprender tal vez. Sin dilacion, abrio. Ante si aparecio un hombre joven, guapo, vestido con una sonrisa esplendida y una tunica de vivos colores. La mujer supo que solo ella podia verle. 

-Vengo a por tu marido, ya es hora.-dijo El Señor de la Muerte con una voz dulce como el canto de un ruiseñor.

-Va a un buen lugar, por lo que deduzco.- alego ella.

-Aqui mismo, se quedara contigo y te guardara, pero ya no sufrira mas. Volvera a ser el que fue cuando lo conociste.

Camila sonrio, agradecida por estas palabras que creyo verdaderas. Le hizo pasar y ambos se dirigieron a la habitacion donde su marido se deterioraba por el alzeimer cruel y lentamente desde hacia dos años. Arturo, pese a estar dormido y ajeno hacia mucho, tambien supo que se marchaba y subitamente levanto una mano y busco la de su mujer, sin prisa y sin temor. Se unieron y El Señor de la Muerte se lo llevo con maxima suavidad, agotando despacio su respiracion.

Camila se quedo sola y se sento en la butaca que fue de Arturo, respiro hondo y una mano caliente y protectora se poso sobre la suya. Sonrio, su marido estaba con ella.