Pollo azul

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Pollo, azul, gorro, arena, caso, desafío, rebaño, fe, pueblo, gracia. Hoy sí. Un minuto. Espera un minuto. Un minuto. Siempre hay algún color. Pero como no se da cuenta que se le ha desabrochado el botón de la bata. Le veo el escote. Podría ser mi hija. Me acuerdo más de las pecas que tiene entre los pechos que de las dichosas palabras. Ah, sí, claro, el minuto. Pollo, azul, arena, pecas, rebaño... rebaño. Mierda. Vale, un minuto más. Un minuto. Debería haber ido al baño antes de entrar. Piensa en las palabras. Ahora sí. Pollo, blanco, baño, no espera, azul, arena, no, pollo azul, pecas, arena... Espera, un minuto más. Hasta los huevos de la doctora. Todo el rato igual, con las palabras arriba y abajo. Prefiero lo de los dibujos. Vale ahora sí. Pollo azul, pecas, arena, casa, rebaño y pueblo ¿y este que entra ahora quien cojones es? Mi hermano se piensa que soy retrasado enviándome aquí, a repetir tonterías. Quiero ir al baño. sí, sí. Pollo azul, gorro, baño, silla, rebaño... ¿Pero porque me mira así este hombre? Me está dando pena el tonto este. Y ahora se van. Oigo las voces desde aquí; “su padre no está mejorando, espere quince minutos aquí que ahora saldré, no debe estar tenso, no ayudara a que se concentre, no se preocupe, es normal para su edad, tenga paciencia” ¿y este es el hijo de algún tarado? “estaba muy apegado a su hermana” ¿de qué coño hablan? “cualquier muerte cercana es dura para alguien en esta situación” pues vaya tío más desgraciado. Ahí vuelve. La leche, no será capaz de abrocharse el jodido botón. Voy, voy. Pollo azul, arena, quince, pecas, gorro, blanco, pena... no espera, me estoy equivocando. Me ponen nervioso entre todos. Y huele mal. No quiero estar más aquí, seguro que David y Ana están esperando fuera para jugar. Hace casi una semana que mama nos compró la pelota y con la lluvia no hemos podido salir a jugar. El único día que está haciendo bueno y me tiene aquí la doctora esta preguntándome tonterías. Sí, sí, voy. Bata, blanco, pelota, playa, paciente, partido, familia, dios, hogar, risa. Ahora sí. No era tan difícil.

- ¿Puedo bajar ya a jugar con mis hermanos, señorita?

- No, señor Rivera, primero tenemos que cambiarle, no puede salir así con los demás, y después quizás sea la hora de la siesta.


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