El Invitado (Cuento para Gaby)

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Aquella tarde Joaquin y Gaby esperaban la llegada de un invitado muy especial. Cuando Ben llamó a la puerta, Gaby le abrió con una sonrisa pintada en la cara. Joaquin le esperaba en el salón.

La conversación era animada. El Champagne ayudaba que así fuera. Cada vez que Gaby iba y venía, Ben la seguía con la mirada, casi absorto. La forma con que Ben miraba a Gaby excitó a Joaquin. Le gustaba la sensación de sentir a otros hombres gozar de su esposa.

Sonó una bachata, y Gaby animó a Ben a bailar. Ben le puso la mano en la cadera y Gaby la corrigió Colocándola en la parte de arriba de sus nalgas. Cuando empezaron a bailar, Ben podía sentir como se deslizaban las nalgas de la mujer por debajo de su mano. Gaby notaba crecer el bulto del pantalón del hombre rozando sus piernas. Ben, con una pirueta hizo que Gaby se diese media vuelta y continuaron bailando con el paquete de Ben encastrado entre las nalgas de Gaby.

Joaquin observaba entre divertido y excitado la cara de su mujer que parecía disfrutar masturbando con su culo a aquel hombre a través de la ropa.

Está buena mi esposa ¿verdad? – Dijo Joaquin al terminar la pieza

Gaby se sonrojó y Ben no sabía que decir.

No te preocupes. Puedes ser sincero. – Joaquín hizo una señal a Gaby para que se acercara y se pusiera de espaldas- ¿Que te parece su cola?

Joaquin comenzó a manosear el culo de su mujer por encima del vestido. Ben disfrutaba de la visión y el bulto de su pantalón creció aún más. No contento con eso, Joaquin hizo que Gaby se doblara sus caderas y pusiera sus manos sobre el sofá quedando con el culo hacia Ben. Joaquin levantó despacio la falda de su mujer, descubriendo poco a poco su trasero.  Después,  cogió su tanga con ambas manos, y lo deslizó hacia abajo dejándolo por las rodillas y mostrado  el sexo húmedo y caliente muestra de la excitación de la mujer

El marido de Gaby llamó a Ben que se acercó sin rechistar.

Tocala! - Ordeno Joaquin echándose un paso atrás

Movido por la excitación, Ben puso sus manos sobre las nalgas de Gaby, que lanzó un suspiro de placer al notar como las calientes manos del extraño comenzaban a manosear su cuerpo.. La mano de Ben se movía con descaro entre las piernas de Gaby. Gaby, a cuatro patas, y con las bragas por las rodillas, sentía como un prácticamente desconocido masturbaba su sexo . Los dedos de Ben se entrelazaban con los labios y el clítoris de la mujer que abrió las piernas todo lo que el elástico del tanga  le permitió. Los dedos índice y corazón del excitado hombre se introdujeron en su sexo como un cuchillo al rojo en la mantequilla. Gaby empezó a gemir con más fuerza al notar como esos diestros dedos comenzaban a penetrarla una y otra vez. Gaby comenzó a mover sus caderas al son de los dedos del hombre podía ver como su mano casi desaparecía entre las nalgas de la mujer.

Cómeselo! Lo está deseando! - ordenó Joaquín mientras comenzaba a liberar su pene para masturbarse

Gaby asentía entre gemidos. Ben excitado se arrodilló ante el culo de la mujer y abriendo sus nalgas con ambas manos  comenzó a lamer profundamente de abajo arriba la conchita de la mujer. Ben no tardó en introducir su lengua en el coño de Gaby  enterrando su cara entre sus nalgas. Gaby comenzó a gemir aun con más fuerza. Ben introdujo dos de sus dedos en la parte de abajo del coño de Gaby mientras con el pulgar acariciaba a una velocidad endiablada el clítoris de la mujer, que no pudo evitar hacer aún más fuerza con sus piernas haciendo que el tanga que llevaba en sus rodillas  comenzase a crujir.

Joaquín metió su verga en la boca de la mujer, ahogando con ella sus gemidos. Él no tardó en reconocer los gestos previos al tremendo orgasmo que se avecinaba en la cara de Gaby. Sin embargo, Joaquín tenía otra idea.

Ben para!

Ben obedeció a Joaquín y se separó de repente del coño de Gaby.

No!! cabrón! Quiero correrme! – Espeto Gaby aun con la polla de su marido en la boca Si quieres correrte será con su polla follandote! Sacatela Ben!

Un extraño sentimiento comenzó a crecer en Gaby. Ella sabía que la fantasía de su marido era verle follar con otro hombre. Ella no estaba segura de querer, pero la tremenda excitación de la mujer le impedía decir que no. La verga de Ben por fin se liberó y se  posó  sobre los labios de la mujer. Comenzó a masturbarse con las nalgas de Gaby arriba y abajo sin penetrarla, esperando que la mujer se decidiera. La dureza del miembro de Ben acariciando su coño unida a la tremenda excitación de la mujer hizo que el deseo ardiente de sentirse penetrada fuese más grande que sus dudas.

-Ben, Fóllame! – gritó sin querer pensarlo más.

Dicho y hecho el hombre arremetió contra ella e introdujo su enorme verga hasta la parte más profunda de su coño. Gaby, queriendo aún más abrió las piernas aún con más fuerza hasta tal punto que el tanga que había entre sus piernas se partió en dos. Aquella liberación hizo que el pene de Ben se introdujera aún más en su interior haciendo que su placer creciese a un ritmo inédito. Por primera vez estaba siendo follada por un hombre que no era su marido.  Aquel sentimiento, lejos de importunarla, le hizo excitarse aún mas. Su boca y su coño eran empaladas una y otra vez por dos enormes vergas al tiempo que notaba los testículos  de los hombres le golpeaban suavemente en su barbilla y el su clítoris.

La felicidad y excitación de Joaquín se reflejaban en su cara ya que veía por fin a su mujer penetrada por otro hombre. Los gemidos de Gaby ahogados por la polla de Joaquín se alternaban con el sonido de las caderas de Ben golpeando contra las nalgas de la mujer. Gaby no podía más y un escalofrío le recorrió la columna vertebral explotando en la parte más profunda de su vagina. Los músculos de su coño comenzaron a vibrar al tiempo que un grito de placer salió de su garganta. Las vibraciones de su sexo y su garganta hizo que el tremendo orgasmo de la mujer se contagiase a las vergas de los hombres, que no pudieron evitar echar, al unísono, toda su leche en la boca y la conchita de la mujer. Sentir el caliente rio de semen desbordándose en su interior hizo que el orgasmo fuese largo e intenso. Los tres cayeron exhaustos sobre el sofá. Gaby no podía moverse, y aun con su cuerpo temblando los hombres le abrazaron para darle calor, mientras el semen de  su marido caía por la comisura de sus labios, y el de Ben le corría por la pierna. Joaquín cogió una pequeña manta que había en el sofá y cubrió los cuerpos desnudos de los tres. Así, abrazados y exhaustos, pasaron la noche.


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