Mi tesoro no está guardado en un cofre, ni siquiera en un estuche de terciopelo rojo.
Mi tesoro no es una joya perfecta de metales nobles y piedras preciosas.
Mi tesoro no descansa en los fondos marinos ni será digno de estar expuesto en un museo.
Mi tesoro no es el reloj de bolsillo que heredé de mi abuelo o las pulseras de de oro que nunca me he puesto.
Mi tesoro no pierde valor con las cotizaciones en bolsa ni me da intereses en el banco.
Mi tesoro no está en mi, pero lleva una parte de mi esencia, tiene imperfecciones que la hacen perfecta.
Mi tesoro corretea descalza por la casa y jode con la pelota.
Mi tesoro me saca de mis casillas, pero también me saca la sonrisa.
Mi tesoro convierte mi salón en un reino medieval o en las cocinas de máster chef con un montón de trastos.
Mi tesoro cree en los reyes magos y en el ratón Pérez y duda aun si existe el pajarito que todo me lo cuenta.
Mi tesoro no entiende por qué hay juguetes de niños y niñas y por qué los mayores dicen palabrotas.
Mi tesoro me dice "te quiero" con el beso de buenas noches y que soy la madre perfecta.
Mi tesoro no es mio, es compartido, y solo es un préstamo.
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