De asiduos clientes de un bar, al amor

Silvio, que a lo largo de su vida no tuviera suerte en el amor, era un hombre soltero que pasaba de los 30 años, aunque no llega a los 40, y llevaba varios años en los que era muy raro el día, que no fuera a tomar su güisque en aquella cafetería, que estaba cerca de su casa, porque en aquel ambiente se encontraba muy a gusto y hasta los camareros nada más llegar le ponían su güisque sin que él lo pidiera, pues ya conocían su costumbre de tanto ir por allí: algo parecido era lo que pasaba a Luisa, pues a sus más de treinta años, tampoco había tenido suerte en el amor, por lo que de igual manera estaba soltera y que para tomarse su café de costumbre, también visitaba casi a diario aquella cafetería.

Silvio y Luisa, se veían allí cada vez que iban, de lo que hacía por lo menos unos 10 años y se tenían saludado, pero nunca entre los dos llegaron a entablar una conversación. No obstante, un día coincidió que se pusieron juntos a tomar sus bebidas de costumbre, y entraron en conversación con uno de los camareros, comentando un accidente, que había ocurrido aquel día por la mañana delante de la cafetería. De esa conversación nació una amistad, de la cual, desde aquel día nada más llegar a la cafetería, los dos se ponían a hablar el uno con el otro, porque se encontraban bien juntos y de esta amistad nació un verdadero amor, que era, lo que los dos siempre habían soñado y que hasta ese momento no habían encontrado.