Denunciar relato
Salgo del supercado, cargada con bolsas y me parece ver detrás de mis gafas ha mí grán amor. Sigo de largo y me digo que es imposible. Pero escucho;-¿ Eres tú, Alaia?. Me paro en seco, reconocería esa voz hasta en el infierno. Me giro, y le veo abrazarme. Suelto las bolsas, el corazón se desboca, me duelen: el estómago, el hígado y los intestinos. Tiemblo, no puedo hablar. Solo caén lágrimas, pero de rabia, porque mi corazón dejó salir del lugar más oculto, todos estos sentimientos que juré guardar bajo llave, hace muchos años, para no dejarlos salir jamás.
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