Adiós.

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Me siento como un objeto, un juguete con el que se ha cansado de jugar y que lo ha tirado a la basura, no sin antes destrozarlo de forma directa, inesperada y sin motivo.

Ya nada volverá a ser como antes, ni la música, ni los paseos, conversaciones, el cine, las comidas y cenas, las cervezas...

No le desearía a nadie esta situación, ahora siento la soledad, el dolor la falta de amor.

El día de la despedida no parecía aquella persona de la que me enamoré, sino otra distinta que no quería volver a verme en la vida. Así, como si yo hubiese hecho algo malo y todo lo contrario, lo había dado todo en todo momento, aumentando mis sentimientos hacia ella exponencialmente.

Y lo que recibo de todo esto es una patada, una patada directa al corazón que lo ha dejado destrozado y que no volverá a amar como lo ha hecho hasta ahora, yendo detrás de ella cada momento, así como si fuese una diosa o la perfección, que ya me ha demostrado que no lo es. Diciendo casi siempre yo los "te quiero", los cuales eran respondidos con "y yo a ti" que no creo que saliesen de su corazón.

Me pregunto si no ha sentido nada estos días, así como si estuviese interpretando un papel en un película con fecha de fin del contrato.

Engañándome haciéndome creer que todo iba bien dando expectativas y planeando el futuro juntos.

Para luego ¿qué? , despedirte así, con un adiós definitivo habiéndome visto destrozado, dolido y llorando como nunca lo había hecho en la vida.

Y es que eso me pasa por cogerle demasiado cariño a una persona y creer que iba a formar parte de mi vida. Iluso de mi por confiar en ella.

Habiendo sido contagiado de algunos de sus gustos, como la escritura, senderismo, pasión por la cerveza, el cine... para que luego me diga que sólo tenemos en común la música. Cuando ella me conocía desde el principio y ahora que no he cambiado y que sigo siendo el mismo del que se enamoró, me argumenta eso como pésimo motivo de la despedida.

Perdida la ilusión y quitandome de su vida como quien se quita una chaqueta, perdida la ilusión como aquella que pierde un móvil o un llavero, cosas que luego recupera, pero ahora ha perdido a alguien que no volverá a ser la misma persona.

Aunque de esto se aprende para no volver a cometer los mismos errores, no regalar desde el segundo día y no me refiero sólo a regalos materiales sino a haberme regalado yo, para que luego, al paso de varios meses te devuelvan habiendo sido utilizado.
Sabiendo que me podía hacer daño y aún así lo ha hecho, casi sin sentir nada.

Sí que me lo he pasado genial durante este tiempo, pero me pregunto si hubiera sido mejor no habernos conocido y así no estaría sufriendo como me está pasando ahora. Porque si me hubiera querido, no se habría ido. 

Y me atrevería a decir que estoy viviendo la misma situación que ella vivió en su momento, pero ahora con los papeles cambiados. Soy yo el que sufre, así que supongo que entenderás mi dolor.

Bueno, entiendo que sólo le importo a la gente que ha estado y está conmigo apoyándome en cualquier momento y no a alguien para quien soy un desconocido, uno más que ha pasado por su vida.

No me queda otra opción que seguir adelante sin su compañía apreciando y valorando a quien sí se lo merece.


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