Con este relato se puede aprender
Por Jesús A.
Enviado el 19/03/2016, clasificado en Varios / otros
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Mientras estuve trabajando en Galicia, siempre tuve unas manos sanas; con muchos callos de lo duró que trabajé; luego al irme para la región de Murcia, las manos se me pusieron más débiles, que de vez en cuando se me agrietaban los dedos por algún lado, sobre todo en invierno. Hasta que me vine para donde estoy en la actualidad. Que a pesar de usar guantes de goma para las labores caseras, mis manos terminaron por reventar en sarpullidos y luego en heridas, que me picaban mucho. Dándome el médico una crema para ellas, que no me fue mal. Sin embargo las manos siguieron dándome la lata, teniendo que seguir poniendo cremas lubricantes, pues se me resecaban de tal manera, que a veces me costaba cerrarlas, por lo que las tenía que lubricar tres o cuatro veces al día y aun así, todo le era poco.
Hasta que hace unos meses, puse unos filtros para depurar el agua de consumo, que ahora por el grifo que me pusieron nuevo al lado del otro, sale el agua depurada (sin la cal, que aquí tiene cantidad y cloro, etc.), apta para beber y por su puesto para cocinar. No hace mucho pensé: será la cal del agua la que me hace mal a mis manos, porque en Galicia el agua no la tenía y mis manos estaban sanas. Sin embargo en Murcia el agua tenía bastante cal y fue donde mis manos empezaron a sufrir y aquí tiene mucha más, por eso se pusieron peor. Desde eso, mojo lo menos posible mis manos con el agua del grifo normal, lavándolas siempre que puedo con agua filtrada y mis manos ya están mucho mejor. Aun así cuando me ducho, las manos ya notan la cal del agua y se resecan bastante… Espero que este relato sirva a alguien que lo lea, para su bien.
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