Amantes

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Las cuatro paredes de aquel cuarto se habían convertido en el refugio más placentero para aquella pareja de amantes escondidos para el mundo pero expuestos en su máximo esplendo para ambos, la desnudes de la mente y los sentimientos era mayor a la corporal no eran necesarias las manos para tocarse, ni los labios para besarse ni siquiera era necesario el acto sexual para hacer el amor.

Su aliento cálido como la tarde de verano rosaba su cuellos, su voz se colaba entre sus oídos, su voz áspera llenaba aquel ambiente con canciones preferidas por los dos, no era necesario conversar para entenderse pues aquellas letras lo decían todo, sus manos se dedicaban a recorrer los confines de su cuerpo, sus dedos eran como los pinceles precisos para realizar una hermosa pintura estos de dedicaban a dibujar pequeños círculos por las piernas de aquella joven de piel morena intensa, subían por su vientre y se detenían un poco más arriba para jugar un poco con sus senos, cada terminación nerviosa de aquel cuerpo enteramente natura cobraba vida un escalofrió recorría todo su espalda llegando hasta el nacimiento de sus glúteos, su piel se erizaba como cuando la brisa fría toca el cuerpo en una fría mañana de invierno… Los besos eran al ritmo de los latidos del corazón de aquellos dos amantes exhortos del mundo que existía allá afuera, cada vez eran más rápidos y cada vez más intensos. La música se escuchaba lejana como en una casa con un gran eco mientras tanto la realidad se iba desdibujando y es que mientras el amor estuviese en el aire nada más sería tan importante como eso… Como amarse.

Los gemidos de aquellas dos personas respondiendo a sus deseos más naturales, más puros, más intensos inundaban el aire; pequeñas gotas de sudor recorrían la espalda morena de aquel joven veinteañero con una expresión tan fuerte pero a la vez  tan tierna

…

…

…

Fueron minutos de un escándalo tan silencioso, como la media noche apenas inundada de sonidos naturales como el viento y los pequeños animalitos que no duermen, y es que la noche es así para quienes aman una sonámbula empedernida, vigilante de las pasiones y los amantes de los tímidos , de los que se creen solos en el mundo y de aquellos que realmente disfrutan de la compañía de su soledad entre vinos y cigarros.


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