Cuentos Para Ella. Cap 2: El Primer Relato(1/2)
Por Ben
Enviado el 23/03/2016, clasificado en Adultos / eróticos
4983 visitas
From: Ben.Newey@intercomm.com
Subject: El relato prometido
Date: Thu, 17/06/2016 11:34:54 +0200
To: Eva@intercomm.com
Querida Eva:
Te envío el relato prometido. Espero que lo disfrutes
Besos dulces
Ben
La mañana estaba siendo muy calurosa. Ben permanecía sentado en su silla como tantas otras veces. Había permanecido demasiado tiempo enfrascado en su trabajo y necesitaba dejar respirar a su mente. Levantó la mirada buscando un punto de relajación. Justo en aquel momento, Eva se levantó dos archivadores entre sus brazos. Sus miradas se cruzaron de forma fortuita. Ben sonrió y ella le copió el gesto tras lo cual se puso rápidamente a su tarea. Ben se quedó mirándola. Ella andaba hacia el armario de los archivadores mientras los ojos de Ben se clavaron en su culo. Aquel día Eva llevaba unos leggins negros y una camisa larga del mismo color que le hacía las veces de vestido. Los ojos de Ben se perdían entre la parte baja de las redondeadas nalgas de la mujer, perfectamente marcadas en la fina tela del pantalón. A cada paso de Eva, sus nalgas se movían arriba y abajo, de forma excitantemente rítmica. Sin tener tiempo a pensar, Ben sintió un respingo en su pantalón producido por aquella visión.
Cuando terminó de colocar los archivadores, Eva volvió sobre sus pasos para sentarse en su sitio. Ben seguía mirándola como hipnotizado por sus curvas. Sus ojos se posaron en el movimiento de sus piernas buscando una y otra vez el momento en el que las dos partes de la camisa aparecían tímidamente separadas para observar la luz que surgía entre sus piernas y que silueteaba periódicamente su sexo. Ben no escondió su mirada presa del encantamiento de la mujer, que no tardó en detectar la mirada del hombre clavada en su cuerpo. El descaro con el que Ben miraba a Eva hizo que la mujer sintiera un cosquilleo en la parte donde él había depositado sus ojos, como si aquel tuviese el poder de transmitirle su calor con la mirada.
Eva se quedó mirándole con los brazos en jarra, como entre sorprendida y ligeramente avergonzada. Ben tardó varios segundos en saberse descubierto. En cuanto lo hizo levantó su cabeza y miró a sus expresivos ojos oscuros, Eva pintó una mueca de incredulidad en la cara y sonrió nerviosa. Ben le correspondió guiñándole un ojo con un gesto de satisfacción. Aunque eran repetidas, Eva aún no se había acostumbrado del todo a las miradas de Ben. Le provocaban una sorda excitación que, no sin cierta dificultad, hasta ahora había conseguido mantener ahogada. Aquel día fue de los difíciles. Ben continuaba teniendo en la retina el precioso trasero de Eva y ella se sentía observada por él. No hablaban, pero el deseo que Ben sentía por Eva se transmitió directamente de sus ojos, al más oculto de los instintos de ella.
La mañana pasaba y aquel latente sentimiento entre Ben y Eva se ocultó. Ben intentaba mantener la concentración pero el calor del ambiente le hizo necesitar aire fresco y salió de la oficina para poder liberar su mente. Pocos segundos después de salir de la oficina, un ruido al final del pasillo llamó su atención. El ruido parecía provenir del almacén. Ben se acercó para ver qué pasaba. Cuando Ben llegó a la puerta del almacén vio a Eva intentando levantando una caja de cartón por encima de su cabeza para ponerla en la más alta de las estanterías. Eva, de espaldas a Ben, no se percató de su presencia, estaba de puntillas, con los brazos totalmente estirados hacia arriba lo que hacía levantar su camisa y dejar la forma de su culo visible a Ben. Los leggins, que se introducían de forma sexy entre las nalgas de la mujer, proporcionaban a Ben una perfecta visión del culo de Eva. Aquella vez, la latente excitación que había acumulado aquel hombre le sorprendió rellenando su pantalón de forma casi instantánea y provocando que su corazón palpitase cada vez más.
En un momento, Ben decidió jugar con Eva. Silenciosamente, se metió en el almacén, y utilizó la llave para cerrar ruidosamente la puerta. Eva que notó el ruido giró la cabeza. Al ver a Ben cerrando la puerta con una sonrisa en la boca, Eva se puso nerviosa. La caja que Eva estaba intentando subir la balda más alta de la estantería parecía comenzar a ceder hacia atrás. Antes de que cayera, Ben corrió en su ayuda y la sujetó en lo alto de la estantería. Sin haberlo planeado, Ben estaba totalmente pegado a la espalda de Eva. Los cuatro brazos impedían que la caja no cayera. La cabeza de Ben estaba muy cerca de la de Eva, que podía sentir su cálido aliento en su nuca, y el inocultable bulto del pantalón de Ben introduciéndose entre las nalgas de Eva. La mujer comenzó a excitarse al notar el calor del hombre a su espalda. Ben se estiró empujando la caja para poder colocarla en lo alto de la estantería. Al empujar la caja, el paquete de Ben apretaba aún más el culo de Eva que casi inconscientemente abrió sus piernas ligeramente para dejar espacio para la dureza de Ben dentro de su culo. Cuando la caja estaba estabilizada, ambos quedaron en esa posición unos segundos. Disfrutando de la cálida tensión entre los dos. Al fin, Eva se giró, y puso sus labios a apenas unos milímetros de los de Ben, que observaba como su pelo se introducía por la comisura de sus labios de forma sexy.
Gracias - Susurró Eva haciendo que su aliento se mezclara con las respiración de BenEl calor y la humedad del aliento de Eva fue el detonante. Ben no puedo evitar acariciar sus labios con los suyos, mientras que Eva bajó sus brazos para acariciar la nuca de Ben mientras movía sus caderas. La mujer sentía como el paquete de Ben se iba poniendo cada vez más duro entre sus nalgas. Ben bajó sus manos y comenzó a desabrochar la camisa de Eva. Comenzando a sentir la suave piel de Eva entre sus manos. Sus bocas comenzaban a fusionarse con pasión al tiempo que Eva llevó sus manos al pantalón de Ben soltando sus botones esperando sentir la dureza del pene de Ben sin la rugosidad de su vaquero como intermediario. Ben termino de desabrochar la camisa y bajó sus labios por las mandíbulas de Eva en dirección al cuello a la vez que comenzaba a manosear sus pechos por encima de su sostén. Eva se arqueó y utilizó sus manos de para bajar suficientemente el pantalón de Ben como para poder tocar la totalidad del duro miembro de Ben a través de la tela del calzoncillo. El pene de Ben se hacía cada vez más duro entre las manos de Eva. Como producto de esa excitación, Ben comenzó a mordisquear con pasión el cuello de Eva y rápidamente soltó su sujetador para amasar sus pechos con fuerza. Los erizados pezones de la excitada mujer arañaban la palma de las manos de Ben que, totalmente erotizado, masajeaba con sus labios el cuello de Eva. Eva empezó a gemir de placer debido a los escalofríos producidos por los labios del hombre en su piel.
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