La nueva campana II

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La herencia del viejo cura fue la campana, y el resto de problemas existentes en la congregación. Al menos, la campana era bastante mejor que la que habían tenido. Al refundirla el campanero le añadió bronce para que el *tañido sonara mejor. Desde entonces, los lugareños se mostraban orgullosos cuando escuchaban las campanadas, y decían.

- Mirad, como suena la Bárbara.

La campana se estrenó, con posterioridad al fallecimiento del cura Damián. Pero, no todos fueron elogios porque desde que se acabo su fabricación, y se expuso en la puerta del templo continuaron surgiendo los problemas.

El primer domingo que estuvo instalada en la puerta de la iglesia, fue expuesta lo hermosa que lucía. El terrateniente con una insana curiosidad la miró minuciosamente para localizarla la inscripción de la familia. Casi le da un ataque de ira, cuando comprobó que en la pieza de bronce no figuraba lo prometido. Encendido, entró en la basílica en busca del párroco para pedir explicaciones.

- Quiero hablar con usted, por que el viejo cura vino a visitarnos a nuestra mansión para solicitarnos ayuda para reparar la campana, y se acordó que llevaría grabado el nombre de nuestro linaje.

Sin saber que decir, el nuevo párroco indicó.

- Como usted comprenderá, acabo de tomar posesión de esta parroquia, y necesitare unos días para ponerme al corriente de todos los asuntos concernientes a la iglesia.

Y para concluir la conversación, añadió:

- Desconozco las condiciones a las que llegó usted con el viejo párroco, pero procuraré darle respuesta.

Para aclarar el entuerto, lo primero que se le ocurrió fue hablar con el sacristán para saber si conocía algo del asunto, pero le confirmo lo que intuía. El padre Damián, tenía por costumbre llevar personalmente los asuntos de la parroquia. Por su carácter, acrecentado por el paso de los años se había convertido en un ser desengañado de la vida.

Luego, se le ocurrió inspeccionar la campana, y observando que en toda la superficie no tenía inscripción alegórica a esa familia insigne. Entonces, reflexivamente dijo; Dijo en voz alta.

- Tal vez, en su interior...

De rodillas en el suelo, pegó la cara a tierra, y vio que en borde interior de la copa había unas letras grabadas, pero no pudo descifrarlas.

Para tener la certeza de lo que figuraba inscrito, contacto con el campanero que le confirmo que, efectivamente en el interior de la campana había grabado el siguiente texto; “A la mayor Gloria de la familia Guzmán de Tuetana”. Interesándose por cuando se le iba a pagar el resto de lo adeudado.

El párroco le indico que estaba en ello, que los trabajos lo cobraría en un plazo razonable. Jacinto tenia la esperanza, de poder solventarlo lo antes posible. Además, también había referido las dificultades económicas de la comunidad al arcipreste que estuvo presente en el funeral del viejo cura, y que tenia su cargo en el obispado de Ciudad Real.

A la mañana del siguiente día, se dirigió a la mansión del terrateniente para informarle, pero las explicaciones que facilitó el nuevo párroco no le convencieron. Hasta el punto de manifestarle que ese no había sido el acuerdo, y que no estaba satisfecho del resultado. Por ello, el personaje de la alta alcurnia no donó ninguna cantidad para la financiación de la campana.


Nota de autor

Tañido: Son, toque, repique.

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