En general, pues como en todo hay excepciones. Pero después de ver lo que pasa a nuestro alrededor, por mucho que se le diga a una persona, de que no debe hacer tal o cual cosa, porque se está perjudicando a sí mismo. Hasta que no escarmentamos por nosotros mismos, no hacemos caso a nada de lo que se nos diga. Eso es así, por las cosas que cada uno de nosotros, vimos en el pasado y vemos a diario.
Me pregunto, porque seremos tan tercos, pues solemos dar mejor los consejos, que aplicarlos en nosotros mismos. Uno como tiene su edad recuerda cuando era un niño, a algún abuelo quejarse al hacer trabajos que eran muy duros para lo que él podía y un hijo suyo le reñía por hacerlos, pues nadie se lo pedía. Aunque luego con el paso del tiempo, ese mismo hijo, al ser él ya mayor, hacía igual que había hecho su padre. Por eso mismo, un hijo también le reñía y le recordaba, que él hacia igual que había hecho el abuelo. Pero a esas palabras hacía oídos sordos y hasta que no pudo más, siguió con su marcha.
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