La noche de Octubre de 1998
Por Samuel
Enviado el 23/03/2016, clasificado en Amor / Románticos
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Vacio, oscuridad, nada,….la noche.
La ciudad parece que se para por un instante. Baja su ritmo y descansa tras la jornada. Día lleno de ruidos y bullicios, olores y humos, prisas y ritmos.
Sólo quedan luces que mueren en el asfalto. Claridad en las esquinas, atentas para descubrir a los pocos que la esquivan. Gente que evita, que bajan la mirada y se esconden de la realidad de su vida.
Frío y viento. Aire que corta y cala por dentro. Rompe el alma, se mezcla con la soledad y el silencio. Y entre todo esto, algo de miedo. La obligación de ser prudente.
¿Qué se oye?, prácticamente nada. Quizás algún coche que pasa, el último en llegar a casa. Voces, alguien que habla,…Quizás buscando algo que le permita unirse con el día, para tener su propia noche, para vivir su vida.
Pero siempre hay algo que se revela ante este continuo sigilo. Movimientos y andares en la distancia, algún ladrido, un golpe seco, un objeto que cae. Cosas que se revelan ante él y le obligan a no ser silencio.
Intentas buscar respuestas en el pasado, en recuerdo de una noche parecida. Intentando mostrar en esta, que en aquella remota, estaba la respuesta. Se repiten recuerdos, los de siempre, esos que son amargos. Noche tras noche, siempre los mismos.
Finalmente, y tras ese largo caminar, no puedes más, y tarde o temprano caes en el descanso del sueño esperado. La noches, esa extensa oscuridad, llena de nada, te acompaña para que no te sientas solo en tu vuelta a casa.
Vacio, oscuridad, nada,….la noche.
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