Amor a primera vista

Catherine de 16 años, en una tarde de otoño, estaba sentada en un banco de la plaza de aquel pueblo turístico (en donde había más gente), donde estaba pasando unos días en casa de una tía suya; cuando llegó junto a ella en bicicleta José de 17 años, un chico alto, con buen aspecto, vecino del pueblo. Quien tenía novia, aunque de un tiempo a esta parte, las cosas no marchaban bien entre ellos. Al ser la primera vez que veía por allí aquella rubia tan esbelta: después de pensarlo un poco, se atrevió a preguntarle, con palabras un tanto tímidas: ¡¡Qué es lo que hacía allí una chica tan sola, sentada en aquel banco y que no conocía de nada!! Catherine, que era una chica irlandesa y que hablaba un español muy deficiente, le respondió sonriendo: ¡Que te importa a ti, lo que yo haga aquí! De esa conversación un tanto informal, nació otra más seria, en la que se contaron algo de sus vidas. Incluido sus andares sentimentales. En la que José le explicó, como estaba la relación con su novia; a la que ya de verdad no amaba y que le gustaría tener una relación con ella, aunque fuera en un principio de amigos. Catherine, le dijo que ella no tenía novio, ni tenía prisa en tenerlo, pero aceptó intercambiarse el número del teléfono, con aquel chico con tan buena planta, como la que tenía José y que le caía muy simpático.

Se estaba haciendo de noche, por eso Catherine le dijo a José, que tenía que irse y que ya se mandarían mensajes por el teléfono: se despidieron con un beso en la mejilla. Mientras que ella iba de camino a la casa de su tía, no dejaba de pensar en aquel chico, quien le gustaba mucho. También José quedó prendado de Catherine y con la disculpa de que tenía que estudiar, le mandó un mensaje a su novia, diciéndole que aquella noche no saldría de casa, cosa que Silvia no se creyó; por eso le llamó preguntándole que le pasaba. Al estar discutiendo una vez más, José le dijo, que definitivamente rompía con ella, porque se había enamorado de otra. Bloqueando su teléfono, para que no le siguiera molestando y desde ese momento solo se comunicó con Catherine, a quien le dijo, que había roto con su novia. A Catherine esta noticia le alegró mucho, porque de verdad creía que estaba enamorada de José, aunque no lo viera más que una vez.

Al otro día, cuando José y Catherine, se encontraron de nuevo en la plaza, donde se habían conocido, no pudieron aguantarse y se dieron un abrazo; con lo que certificaban una relación precoz, que una vez salvados todos los obstáculos que tuvieron por delante, al cabo de algún año, los dos se unieron en un feliz matrimonio.