Una anécdota dolorosa
Por Jesús A.
Enviado el 30/03/2016, clasificado en Varios / otros
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Entre el 70 y el 71, del siglo XX me saque un titulo de oficial de 2 de albañilería. Y en el 72, encontré un trabajo en una obra en Santiago, allí estuve como más de un mes, hasta que un día, que estábamos haciendo un tabique para el tejado, éramos unos cinco oficiales y un solo peón que hacía la masa: cuándo me dice el jefe, Jesús ayuda a hacer masa. Con lo que bajé, quedándome allí toda la mañana.
A veces yo comía en un bar, otras como esta vez, llevaba comida y comí en la obra: estando comiendo, oí un golpe arriba, pero no le di importancia; creí que habría sido un tablón: aquella mañana me sentí mal, tenía fiebre, decidí decírselo al jefe para ir al médico. Cuándo vino el jefe, se lo dije, ya iba a irme, cuándo baja el jefe y me acusa de tirar el tabique, yo lo negaba. Él decía que fuera yo, que quien podía haber sido y me quería pegar si no decía que sí. Yo no había tocado nada y lo negaba con toda mi alma, total que me fui pensado en aquello y dolido con el jefe.
El médico me dio la baja, se la llevé al otro día. Cuando llegué, me dice uno ¿tú no has tirado el tabique?, le dije, ¡¡porque lo dices!! ¿Se le ha caído otra vez, se lo ha tirado el viento? me llevé una alegría, le di mil veces gracias al viento. Subí arriba y estaban reforzando el tabique, que por tercera vez estaban haciendo. Allí estaba el jefe; que me pidió perdón, me dijo qué cuándo me pusiera bueno qué volviera. Pero ya no volví, quedé contento: no porque se le hubiera caído el tabique de nuevo, sino que con eso, demostré qué yo no había tirado el tabique. ¡¡QUE PODRÍA GANAR CON ELLO!!
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