Al despedirme de un amigo, con el que me reúno, casi todos los días en un banco de la calle, le digo: voy a ver las noticias de la televisión, para enterarme de cuantos presuntos ladrones se descubrieron hoy. Y por desgracia, casi que no pasa un día, sin que aparezcan nuevos presuntos corruptos; esto no parece tener fin.
Si todos estos casos y los que por desgracia van a seguir apareciendo, al final se confirman como ciertos, no me extraña que este país esté tan endeudado. No sé cómo hay políticos (si es que de verdad son honrados), que defiendan con ahínco en la tertulias de televisión, a su partido y a sus compañeros; que son sospechosos de estar implicados, en tantos casos de presunta y no de tan presunta corrupción. Yo en su lugar no pondría la cara por nadie, porque tal como están las cosas, el que hoy se tiene por honrado, mañana puede ser, como mínimo, un sospechoso de presunta corrupción.
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