Siempre me cruzo con la señora María cuando llego al primer semáforo de la calle Miraflores. Es una señora bajita y sonriente que siempre me saluda cuando me ve. En realidad no la conozco, nunca he hablado con ella pero siempre esta allí y siempre me saluda. Se su nombre porque un día se encontró con otra abuelita en este mismo semáforo y la llamó asi.
-Hola señora María. ¡Qué bien le veo!
-Muchas gracias señora Cecilia, pero usted no tiene nada que envidiarme.
Siempre me ha hecho gracia como hablan los mayores (tampoco es que yo sea muy joven), pero me imagino a mi mismo dentro de unos años y no se me ocurre como hablaré. Tampoco creo que sea algo por lo que preocuparse, pero de vez en cuando esta bien plantearse como sera el futuro, planear un poco las cosas. Solo se que cuando ese momento llegue me esforzaré porque sea tan feliz como es el momento de ahora.
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