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¿Y cómo no voy a caer en la tentación si ponéis antes mi tan exquisito manjar? Ni aún acabando de llenarme el buche, sería capaz de resistirme a esta apetitosa delicia. Sublime en su presentación y majestuosa en su gusto. Al saborear la presa causante de mis futuros remordimientos, voy sintiéndome profundamente satisfecha. Mi pulso late más fuerte. Cada bocado es una exhalación de éxtasis. Vivo y muero por el chocolate. Maldita gula la mía, pero cuan delicioso pecado.
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