De la mano llevo a la chica más bonita del mundo.
Somos novios, hace sólo unos días, pero novios, ¡qué bonita es mi novia! Sin duda, la más bonita del Universo. ¿Y yo? el tipo más afortunado que jamás haya paseado por estas calles. He encontrado a mi amor, al amor de mi vida; y la llevo de la mano, ¡es mía! ¡es mi chica! ¡es mi primer amor!
Me tiembla el pulso, se me acelera la respiración, el corazón quiere salirse del pecho; ¡Dios mío! nunca me había enamorado, nunca había sentido nada parecido. Su mirada me marea, su sonrisa me enloquece, por favor, virgen santísima, ¿qué me sucede? No sé ni hablar, se me traban las palabras, me quedo en blanco, estoy atontado, estoy enamorado, enamorado como sólo se puede estar una vez.
Seguimos paseando de la mano, que orgulloso estoy, me mira, la miro, quiero evitarlo, pero no puedo, me sonrojo cada vez que nuestros ojos se cruzan, cada vez que se acerca y puedo olerla, podría distinguir su olor entre todas las mujeres de este planeta, huele especial, huele diferente, huele a ella, y ella es única, su olor es único, es el olor de mi chica, la chica que amo. Me vuelve loco, estoy en una nube, floto. Seguimos paseando, apenas hablamos, sólo nos miramos, sonreímos, apretamos con fuerza nuestras manos entrelazadas; de la mano llevo a la chica más bonita del mundo.
Y allí estoy, junto a ella, recitando aquellos versos:
"Que ni el viento la toque, ni mirarla...
Que ni el viento la toque porque tiene
pena de muerte el viento si la toca."
Seguimos paseando, cada vez más cerca, cada vez nos hablamos más bajo, más próximo; el resto del mundo se va alejando, rodeados de la multitud nos quedamos solos, el mundo se ha parado, el mundo ha desaparecido, existimos sólo ella y yo, su sonrisa y los latidos de mi corazón. No sé lo que me va a decir, no sé lo que sucede, como sin querer nuestros labios se juntan.
Mi primer beso, El Beso, un calambrazo recorre mi espalda, me sudan las manos, siento fuego en el pecho y curiosamente me tiembla el pie izquierdo.
No sé lo que ha durado, bueno, sí lo sé, ha durado lo que dura el primer beso; toda una vida. Ese único e irrepetible primer contacto con los labios de tu único amor. Lentamente, muy lentamente nos separamos, sobran las palabras, mi cuerpo y mi mente necesitan asimilar lo que acaba de suceder; he dado mi primer y último beso de verdadero amor.
Y seguimos paseando, sonriendo, mirándonos, volviendo poco a poco a este mundo desde el Paraíso; y la vida continúa, la vida no espera a nadie.
El viento se lleva los recuerdos y el tiempo cura las heridas, pero decenas de años y miles de besos después, algunas noches, cuando todos duermen, cierro los ojos, y sin querer, un calambrazo recorre mi espalda, me sudan las manos, siento fuego en el pecho y curiosamente me tiembla el pie izquierdo.
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