Uno que tiene el corazón blanco, se alegra cuando su equipo gana a cualquier otro club y más si es al rival más poderoso. Sin embargo, ya no voy a ningún bar a ver los partidos en el que se enfrentan los dos rivales; porque me molesta que haya gritos a mí alrededor de algún fanático, que siempre barre a su favor, tanto que sea de un equipo, como del otro. Ni tengo televisión de pago en casa. Así que me quedó en mi vivienda tranquilo, donde después de cenar, escribo, a la vez que veo de reojo, la televisión.
Este sábado, escuché que terminara la primera parte 0-0 y estando más tarde entretenido escribiendo: oigo un vocerío en el bar, que está como a 100 metros de mi vivienda; con lo que supuse que marcara el rival, miré en internet y así fue. No pasó mucho tiempo cuando de nuevo escuche de nuevo los gritos y me dije: nos han clavado el segundo, miré de nuevo y vi para mi satisfacción, que fuera mi equipo. Luego más tarde oigo otra vez el griterío en el bar, miré y vi que marcara mi equipo, quise saber quién marcara y de repente desapareció en internet el gol marcado, me pregunté qué pasaría. Luego al poco tiempo, se oyeron de nuevo los gritos en el bar, viendo que sí esta vez marcara mi equipo y como faltaba poco tiempo, lo escuché hasta el final por la radio. Fue una vitoria, que dadas las circunstancias, seguramente no esperaban los madridistas más optimistas.
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