Zeilo y sus inicios (5) La mano del rey

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Zeilo blandió su espada e hizo retroceder al teniente. Avanzó hacia él y atacó con certeros golpes que desequilibraban a Dagoth hasta dejarle en el suelo. Al de un minuto lo había desarmado, humillado y echo un corte que iba desde la oreja hasta el cuello. Los otros soldados sacaron sus armas cuando las puertas del palacio se abrieron. El rey bajaba la escalinata blanca con su séquito detrás de él, le hondeaba la capa y sus zapatos relucían. Era de estatura media, tenía barba y pelo canoso no muy bien cuidado, estaba sonrojado y su barriga era más de tabernero que de rey. Los zapatos le relucían y a penas estaban gastados, una señal de que no salía mucho de su palacio y que se pasaba la mayor parte del día tumbado o sentado a la mesa. Era el tipo de rey que solo estaba para ocupar el trono, disfrutar el dinero sin importar lo que piense la gente y firmar algún papel.

-¿Qué demonios haces Dagoth? ¿No eres capaz de parar a un grupo de borrachos y a un crío? ¿Quién eres tú? -Se dirigía a Zeilo.

-Soy Zeilo, excelencia. Soy nuevo en la ciudad -hizo una breve reverencia y le miró a los ojos.

-¿Qué haces aquí y por qué narices has atacado a mi teniente? -Intentó sostener la mirada pero le temblaron las piernas, dio un pisotón en el suelo para disimular, aunque eso lo empeoró más

-He venido para alistarme en su ejercito. Pero el teniente me había dicho que debía pasar una prueba antes, tenía que batirme en duelo y evitar caerme y sangrar -miró al teniente que estaba de rodillas en el suelo chorreando sangre y no pudo evitar sonreír-. Si no me equivoco, estoy entre sus filas, excelencia.

Los otros cuatro rieron por lo bajo y susurraron un breve hurra.

-Sí que lo estás. Mañana lo quiero entre tus hombres Dagoth, lo quiero dentro del MR -le dirigió una última mirada y se fue por donde había venido.

Zeilo tiró su espada y se dio la vuelta. Miró a sus amigos que no dejaban de reírse y de hacerle reverencias torpes.

-Saludemos al nuevo MR, oh gran caballero -Benson hizo una reverencia y se cayó sobre Tald que intentaba sujetar a Herdeg.

Zeilo soltó una carcajada y se sujetó por la cintura.

-¿Qué significa MR? -Lo dijo resoplando mientras se secaba unas lágrimas.

-La Mano del Rey, pero para nosotros son los Mierdecillas del Rey -dijo Simmon que estaba sentado en el suelo alabándole con las manos alzadas.  

 

 


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