EN SU PAPEL-PARTE 18
Por menorcabella
Enviado el 10/04/2016, clasificado en Varios / otros
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- Madre mía Raquel, se me ha hecho tardísimo, ¿falta mucho? Mira la hora que es y aún tengo que ir a casa de Samuel a buscar a los niños.
- No, no, se puede decir que ya hemos acabado, todo lo que te pueda decir más sería ya caspa. ¿cómo está tu hermano por cierto? Imagino y espero que mejor que hace una semana.
- Muy graciosa. Calla, que menuda noche nos dio. Sí, está bastante más centrado que en esa noche por fortuna.
- Bueno, es que esa noche el significado de centro era totalmente desconocido para él y a medida que las horas iban pasando el centro se iba convirtiendo en inclinación.
- Yo más bien diría en vaivén. Creo que hacía años que no veía beber a Samuel de esa forma, ni en sus años mozos. Es más, no recuerdo que hubiera bebido de ese modo en su puñetera vida. Con perdón.
- La verdad es que fue entretenido, ¿no te parece?
- Dirás divertido ahora que han pasado los días y lo estamos comentando a toro pasado. Recuerda que ninguno de los presentes nos estábamos precisamente riendo en esos instantes.
- No, ahora que lo dices no, y la más seria si alguien me pidiera que apostara votaría por Marta. Por cierto, que mujer más seca y sosa ¿no crees?
- En mi religión no suele entrar el juzgar a los demás y menos cuando es la primera vez que los veo, puedo llevarme grandes decepciones. Pero sí, desde luego no demostró ser la alegría de la huerta. Aunque también debo recordarte que ya te encargabas de hablar tú por todos los presentes. Bueno, gracias por todo, pero debo marcharme. Nos vemos a las nueve en punto a las puertas del juzgado.
- Procura ser puntual, este juez no espera.
- Allí estaré, y gracias de nuevo.
Dos paradas de metro y una línea de autobús después la llevaron hasta casa de su hermano donde ya encontró a sus hermanos cenados y a punto de partir para su casa.
- ¿Qué tal ha ido el último ensayo general antes de la obra?
- Te recuerdo que esto no es ninguna obra de teatro hermano, es mi vida
- Lo sé, simplemente intentaba romper hierro al asunto. Y no digas que es tu vida, recuerda que tú serás la artista principal pero somos muchos los actores secundarios.
- No me olvido de ello Samuel, no me olvido. Y tú no olvides llegar a la hora, Raquel me ha dicho que este juez es muy meticuloso en eso de la puntualidad.
- Tranquila, que estaré allí más puntual que un británico de cuna. Y ahora no es que te esté echando pero mira fijamente a los ojos a tus hijos. Una de dos, o te los llevas a tu casa o quedarán aquí hechos sopa.
- ¿Se han portado bien?
- Sí, fantásticamente.
- Vamos niños, poneros los abrigos, nos tenemos que marchar.
Una hora más tarde Samuel se había quedado solo por lo que aprovechando la tranquilidad del momento se puso a revisar de nuevo su correo electrónico, se conectó a facebook para ver si podía conversar con alguna de sus amistades cibernéticas y, por último, revisó su currículum. Mañana por la tarde tenía otra entrevista de trabajo, a ver si era la última pensó como pensaba todas las veces claro. Como venía siendo lo habitual, también pensó en Amelia, en todas las vísperas de una entrevista pensaba en ella. No la había vuelto a ver y eso le tenía en un estado que ni él mismo sabría como describirlo. No deseaba para nada que nadie en estos momentos, ni su mayor enemigo, estuviera en su papel.
A la velocidad del sonido llegó la mañana siguiente. Sandra dejó a los niños en el colegio y se dirigió al palacio judicial donde la estaba aguardando su letrada en la puerta principal, tal y como habían quedado la tarde antes.
- ¿Y tú hermano? Creí que vendríais juntos.
- No, mi hermano vendrá con César. Estarán a punto de llegar. ¿Qué pasa allí que hay tanto alboroto?
- Ni idea, no he querido acercarme por si luego no me encontrabas. Pero mi procuradora nos pondrá al corriente enseguida. ¿Nerviosa?
- Lo imprescindible en estos casos
- Vamos, que estás como un flan. Tranquila, yo también. Y no me mires así. Es normal, tiene que serlo. Un buen actor no lo sería sin ese sentimiento en el estómago cinco minutos antes de entrar en escena.
- Si tú lo dices. Mira, ahí viene mi hermano.
- ¿Qué pasa allí?
- No lo sabemos Samuel, enseguida Sonia nos pondrá al corriente. La procuradora me refiero, creo que no la conoces.
- No tengo el placer no. ¿Qué tal Raquel?
Raquel respondió a la pregunta con un gesto de cabeza mientras con otro con la mano les decía a sus contertulios que esperaran un momento mientras ella se dirigía al lugar del escándalo. Sería mejor que se enterara ella misma a qué tanto revuelo. Cuando llegó se encontró con Rodolfo, Letrado de la Administración de Justicia del Juzgado de Primera Instancia nº 5.
- ¿A qué tanto griterío Rodolfo?
- ¿No serás tú que tenías una vista en el número 3?
- Pregunté yo primero
- Lo sé, es que la respuesta va conectada
- No te entiendo
- Estamos esperando a las fuerzas del orden, al Juez de Guardia y al Médico Forense: Raquel, acaban de apuñalar a Adrián, ha muerto.
- ¡¿Qué?! ¿Qué has dicho?
- Me has oído muy bien.
- Pero ¿cómo ha sido?
- Uff, los detalles ya no los tengo. Ahora mismo, prácticamente sabemos lo mismo. Yo he llegado justo dos minutos antes que tú, así que. Según parece ha sido aquí mismo. Increíble ¿no?
- Gracias por mantenerme al tanto. Tengo que dejarte, voy a hablar con mi cliente. Esto cambia las cosas planteadas en mi defensa.
- Claro. Siento en un momento tan trágico dar un giro tan drástico, pero no olvides que mañana a las doce tienes una subasta conmigo.
- ¿Mañana? ¡Mierda! Creí que era el viernes
- Pues no. De todos modos comprobaré mi agenda y te llamaré. ¿Qué ocurre?
- Una declaración por vídeo conferencia con un Instrucción de Compostela: Federico. Pero bueno, no creo que se alargue mucho, si me pudieras esperar te lo agradecería. Un acuerdo ha sido imposible, que te voy a contar de Fede que no sepas ya
- Sí, muchos años en un Penal. Muchos.
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